La otrora novedosa y alternativa CTA de los noventa y principios del dos mil está sumergida en la fragmentación. En Salta, las elecciones tomaron un perfil impensado hace unos meses y la proliferación de listas pincela la situación. (Daniel Escotorin)
No se trata de la renovación de la vieja consigna guevarista que proponía crear “uno, dos, tres, muchos Vietnam”, tampoco una estrategia de crecimiento y expansión de la Central de trabajadores. Es ni más ni menos que la imagen que devuelve el espejo de la realidad que transita en este presente la otrora novedosa y alternativa CTA de los noventa y principios del dos mil, que se plantaba como fuerza contrahegemónica del poder casi monopólico de la anquilosada CGT y se proponía como una fuerza con capacidad de dar dirección política al movimiento popular. Luego vendrían crisis de crecimiento mal resueltas, etapas políticas novedosas que sacaron del juego político hasta quebrarla en el 2010.
Para reiterar a los lectores memoriosos y poner al tanto a los ajenos al tema, la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) cuyas autoridades, nacional y provinciales, se eligen por voto directo y secreto de los afiliados. Tras las elecciones del 2010 se fractura en dos: la CTA de los Trabajadores de tendencia kirchnerista con el docente Hugo Yasky a la cabeza y la CTA Autónoma encabezada por Pablo Micheli de ATE. Hacia fines del 2016 ésta se quiebra quedando Micheli por un lado, recostado sobre el sector de Yasky y Ricardo Peidró (Propaganda Médica) apoyado por ATE Nacional. Así las cosas, Micheli convocó a elecciones de la CTA Autónoma con una magra participación y logrando su reelección, ahora el 8 de agosto se realizará la otra convocatoria eleccionaria de la denominada CTA Autónoma “Perón” (por su domicilio en la CABA, no por su identidad política) que buscará arrebatar la legalidad del título de “Autónoma”, si bien es factible que hacia fines de este año o el próximo Yasky y Micheli firmen la reconciliación y se reunifiquen en una sola entidad.
Salta la unidad
La interna en Salta tomó un perfil por lo menos impensado hace unos meses atrás a pesar de tener una característica especial. En efecto, en agosto del año pasado falleció el hasta entonces único secretario general que había tenido la CTA Salta desde su fundación en los noventa, Vuenaventura David, histórico dirigente gremial que antes había conducido la seccional Salta de ATE.
Su repentino e inesperado deceso provocó un cisma al interior de la central dado que como todo dirigente eternizado en la conducción no supo construir un equipo de sucesión, ni plantear una transición ordenada y si había logrado mantener un equilibrio político y consensos al interior del espacio con gremios y organizaciones de base de la central, estos factores eran posible en tanto en su persona se expresaba la centralidad de las definiciones y acciones a la vez legitimado en el espacio nacional. Tanto fue que la crisis del 2010 tuvo nulo efecto en la provincia y no hubo otra CTA, hasta hoy.
No obstante, la CTA Salta venía en una meseta política y con escasa incidencia en la vida gremial provincial salvo las acciones autónomas pero acompañadas de ATE o viceversa, el acompañamiento de ATE a las actividades de la CTA (en menor medida), el conflicto azucarero en Salta y Jujuy sirvió para unificar y fortalecer a los trabajadores de los ingenios que conformados en una federación adherida a la CTA podían llegar a expresar un salto cualitativo en la representación de la clase trabajadora salteña.
En un abrir y cerrar de ojos el movimiento popular fue testigo de una nuevo ejemplo de desmembración interna. El gremio soporte principal (política y económicamente) de la Central, ATE, junto a otros sindicatos como APSADES, UCRA (choferes de colectivo), SIVISA (Vigilancia privada) y un sector de los azucareros (Ingenio San Isidro) decidieron formar una lista en contra del sector que se postula como el oficialismo o continuador de la línea de Vuenaventura David. Hasta ahora ATE había acompañado fielmente el proyecto de la agrupación que conduce la Central provincial, en realidad la fractura alcanza a la propia conducción local, dejando en evidencia los huecos y vacíos dirigenciales que no pudieron mantener la unidad del propio sector.
La interna de la CTA además sale de sus propios límites e interesa a sectores políticos cercanos, por caso un aliado permanente y visible en cada manifestación como es la Corriente Clasista y Combativa (la CCC), brazo territorial del Partido del Trabajo y del Pueblo (PTP) con sostenida capacidad de movilización y presencia en los barrios populares sobre la base de la administración de planes y programas sociales de asistencia para los desocupados. La CCC tomó partido en esta interna, y desde afuera pero también con algunos referentes en los gremios y organizaciones de base de la CTA ponen sus fichas en esta lista que encabeza el dirigente de ATE Julio Molina secundado por Pablo Medrano (UCRA) y Noemí López (APSADES).
La lista oficial, que además mantiene su base en la sede de la CTA basa su construcción en los sectores barriales y en las seccionales del interior donde priman los sectores de afiliación individual (en la CTA se participa por adhesión institucional como gremios, cooperativas, asociaciones civiles, etc., como por afiliación individual) y en espacios internos de los gremios disidentes con sus conducciones (ATE y APSADES principalmente) sobre todo en San Martín y Orán. La lista 1 Verde – Agrupación Vuenaventura David (todo un símbolo de apropiación de la línea histórica en Salta) la encabeza como candidato a secretario general Martín Olivera (del gremio de los azucareros del Ingenio El Tabacal) y como adjuntos Silvina Guanca (ATE) y Nicolás Tapia (individual). El armado expresa las contingencias de esta etapa donde, como dijimos, el ascenso de la lucha de los azucareros permitió la conformación de la Federación de azucareros, pero la interna de la central los dividió artificialmente y esperando que no trasciendan mayores consecuencias después del 8 A. Silvina Guanca representa la línea opositora a la conducción de ATE y allí la “grieta” no solo es anterior a las internas de la CTA, sino que parece que va a extenderse en el tiempo.
La tercera lista es la que representa a la izquierda salteña que como novedad muestra la unidad entre dos sectores que en el campo político electoral han sido más que renuentes a buscar acuerdos: el Partido Obrero y el MST. El PO a través de su agrupación sindical, la Coordinadora Sindical Clasista y la Agrupación Nacional Clasista Antiburocrática (ANCLA) del MST postulan la Lista Multicolor con Ariel López del (PO) como secretario general y Mariela Álvarez y Andrea Villegas (MST). Su principal anclaje está en la docencia, estatales y una parte de trabajadores precarizados y desocupados, si bien sus chances son escasas no deja de ser una señal de posibles futuros acuerdos políticos, aunque la ausencia del socio electoral del PO en el FIT, el PTS es una marca de también posibles límites al armado político con el MST.
En un contexto de ofensiva abierta contra los derechos de los trabajadores y ya con las indicaciones del FMI para recortar acuerdos paritarios al magro 8%, las divisiones en el seno de la fragmentada clase trabajadora argentina y salteña no hace más que debilitar su menguado poder y capacidad de operar en un escenario de resistencia. La “unidad en la acción” como consigna es insuficiente frente a esta coyuntura, pero además aun en su cumplimiento, la unidad en la acción es parcial, asistemática y sin proyección política, evitar más divisiones debería ser una estrategia permanente a los efectos primero de superar los movimientos testimoniales y segundo de crear una real conciencia de clase para un proyecto político propio y autónomo, pero eso por ahora no está en la agenda.