El fallecimiento de Hugo Yucra, un trabajador de 45 años, ha desatado reclamos por parte de su familia y compañeros, quienes denuncian falta de atención médica y condiciones precarias en la mina. Las autoridades, por su parte, aseguran que se cumplieron los protocolos.
Un profundo dolor envuelve a la familia de Hugo Yucra, el minero que perdió la vida este fin de semana en el remoto Salar de Llullaillaco, después de sufrir los estragos de una pulmonía que no fue tratada a tiempo. Sus tres hijos, de 22, 24 y 20 años, lloran desconsolados la partida de su padre, mientras buscan fuerzas para consolar a su madre en medio de tanta angustia.
En este contexto desgarrador, aguardan los resultados de la investigación, apuntando a serias negligencias por parte del equipo médico encargado de atender a los trabajadores en la mina. Nuevo Diario publicó el testimonio conmovedor de esta familia que exige explicaciones y justicia para Hugo, así como condiciones dignas para sus compañeros, quienes este lunes decidieron paralizar sus actividades como forma de protesta.
«Dos meses llevaba trabajando mi viejo en la mina y hacía trabajos de carpintería, era albañil, pero siempre estuvo vinculado a todo lo de la construcción», relata Nahuel con la voz entrecortada, abrumado por miles de dudas y conjeturas sobre lo sucedido «allá arriba» durante los últimos días.
Hugo se había decidido por ese trabajo que lo tenía 20 días en la mina y le otorgaba 10 días de descanso. «Esta semana le tocaba bajar», recordó el joven, quien, como en un rompecabezas, pudo unir los relatos de compañeros, amigos e incluso familiares que trabajan para la empresa Moncho Construcciones, una contratista salteña de la compañía china Ganfeng Lithium.
De estos testimonios se supo que Hugo comenzó a presentar los primeros síntomas de su enfermedad hace aproximadamente una semana. A pesar de acudir repetidamente a la enfermería de la mina, solo recibió medicamentos paliativos que no lograron frenar el avance de su cuadro.
«Mi padre estaba enfermo hace unos 4 o 5 días y fue a la enfermería de la mina. Los médicos le dieron solo medicaciones paliativas y le dijeron que siga trabajando», explicó Nahuel. La ineficacia del tratamiento y la falta de una atención médica adecuada llevaron a Hugo a un estado crítico.
«Cuando mi padre ya no podía respirar, sus compañeros lo llevaron a la enfermería, donde vomitaba sangre. No entiendo por qué no lo bajaron de inmediato si estaba tan mal», lamentó.