miércoles 23 de abril de 2025
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Santa Rosa de Tastil | Minera salteña desmintió que sus trabajos pongan en riesgo sitios arqueológicos

Punastone SA había sido señalada de operar sin contar con los permisos necesarios y en una zona de influencia de un sitio que integra la red de caminos incaicos. La firma mostró documentación que

Quien hizo de vocero de las denuncias contra Punastone S.A. fue Diego Sberna, Director en Salta de Qhapaq Ñan, la red de caminos incaicos que recorre seis países y siete provincias argentinas que fueron declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO.  Sberna aseguró ante los medios que vecinos de la Quebrada de Las Cuevas y funcionarios locales le informaron que circulaban camionetas y “que una máquina estaba removiendo el suelo en la Quebrada de la Quesera», área de influencia de sitios arqueológicos. Sberna también manifestó a la sección local del diario Página 12 que la minera dañó el sistema hídrico de la Quebrada al realizar obras para desviar el curso del río que la atraviesa; obras que habrían sido suspendidas la semana pasada por no contar con los permisos oficiales necesarios.

Tras la difusión de la noticia, la empresa salió al cruce de las mismas y negó de manera categórica lo expuesto por el Director en Salta de Qhapaq Ñan, Sobre la supuesta falta de los permisos para iniciar los trabajos de exploración minera, Sergio Vargas aclaró que la firma se constituyó como tal en febrero de 2024, que realizó la presentación correspondiente en la Secretaría de Minería y que abonó $ 3.500.000 para la posesión de 700 hectáreas que en la década del 60 y 70 del siglo XX era operada por la Minera María Inés. Actualmente, el proyecto de Punastone S.A. es denominado Rita Gold según el Expediente 860.102.

En una entrevista al Nuevo Diario, narró que mientras Punastone SA espera la aprobación del estudio de impacto ambiental, la empresa constituyó el pasado 23 de septiembre un contrato de locación de obra con Felipe Copa, un poblador del paraje “La Quesera” que como otros habitantes tramitan la posesión veinteañal del terreno que ocupan. El contrato autorizaba a la firma a construir un “badén” en el arroyo La Quesera “que se encuentra en el camino de servidumbre de paso, en su propiedad, camino obligado para llegar a la mina”.

Según la minera, esos fueron los trabajos interrumpidos por la injerencia del programa “Qhapa ñan” que habría impuesto la versión rubricada por la Subsecretaría de Minería y la de Recursos Hídricos que asociaron “daños domésticos con delitos arqueológicos”. Siempre según la minera, el propio Felipe Copa contradijo el informe quien admitió que fue a pedido suyo que Punastone realizo los trabajos que incluyeron la limpieza de la huella que contenía piedras “supuestamente arqueológicas”, la construcción de un badén sobre el camino que ya existía, la posibilidad de realizar un canal provisorio del arroyo para riego de sus sembrados, la construcción de un corral para la cría de ovejas y la nivelación de dos espacios para sembradío.

Sergio Vargas, finalmente, enfatizó que en ningún momento hubo acción o intención de iniciar trabajos estrictamente mineros ante la falta de autorización correspondiente y negó que los trabajos mencionados hayan dañado “patrimonio arqueológico”.

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