Con respaldo de 86 diputados y 6 abstenciones, Milei logró consolidar el veto a la ley que aumentaba el ingreso de jubilados en un 7,2% y que disponía que el bono que perciben pasara de 70 a 110 mil pesos. Tres salteños les dijeron no a los jubilados.
Esos tres fueron los libertarios Carlos Zapata, Julio Moreno y Emilia Orozco. Como los otros 86 legisladores que le dieron la espalda a la norma que oxigenaba un poco la sofocante realidad de los jubilados y pensionados argentinos, votaron en modo libertario: incapaces de explicar cuáles son las virtudes de su “proyecto” se concentraron en magnificar lo que presentan como defectos de los otros.
El escabroso “éxito” de Milei y sus libertarios supuso una nueva bofetada al sentir de los jubilados que hace dos años reclaman por su derechos y cuando logran que el parlamento de respuesta a sus reclamos, se encuentran con un presidente que desautoriza lo aprobado. Para ellos la vida se ha vuelto un tango, de esos que relatan la vida de seres golpeados por un gobierno al que no saben cómo transformarlo.
Un tango discépoliano tipo «Esta noche me emborracho» en donde queda en claro que no hay mayor deshonra en la vida que quitarle el pan a la vieja. Discépolo lo cantaba en relación a alguien que quería satisfacer los caprichos de una mujer que diez años antes había sido pura belleza y luego devino en un cascajo. Los diputados libertarios le quitan el pan a la vieja en nombre de un presidente que se cree líder, aunque para algunos nos parezca un adolescente obstinado al que la soledad lo llena de rabia.


