La dirigencia principal del partido se ausentó del acto al considerar que la intervención es una medida “arbitraria y centralista”. Estuvieron Sergio Leavy, Nora Giménez y Verónica Caliva, de la Corriente Clasista y Combativa.
No fue un gran encuentro popular. La asistencia rondó las cincuenta personas, hubo mayoría de políticos de mucha experiencia. Es decir que no había mucha juventud. Destacaban dirigentes que alguna vez fueron parte del PJ pero ahora conducen otros espacios. Como Nora Giménez, de MPU; o Sergio Leavy y Ramón Villa, del Partido de la Victoria. También estuvo Verónica Caliva, una histórica militante de la Corriente Clasista y Combativa.
A quien no se lo vio fue a Emiliano Estrada. El diputado nacional es señalado como uno de los entusiastas impulsores de la intervención, aunque por ahora mantiene un perfil bajo tras convertirse en pieza central de una causa judicial que lo investiga por producir y difundir fake news para intimidar y acosar a figuras locales.
La ausencia de la mayoría de los dirigentes justicialistas no sorprendió. A horas de anunciarse la intervención, el pasado 24 de febrero, casi un centenar de referentes que incluía a legisladores e intendentes firmaron una solicitada impugnando la decisión del Consejo Partidario Nacional conducido por Cristina Fernández de Kirchner.
No obstante, el cambio de mando fue tranquilo. Berni recibió las “llaves” y la dirigencia local asegura que le dejaron una caja con cien millones de pesos para garantizar el pago de los sueldos a los empleados. Difícilmente reciban más. Quienes conocen las lógicas de funcionamiento de las fuerzas políticas adelantan que a los interventores le cortarán las fuentes de financiamiento vía aportes que el gobierno descuenta a las personas con cargo político y destinan al funcionamiento del partido.
Por ahora lo único seguro es que el objetivo del interventor es forjar un frente electoral que reúna a quienes se opongan a “todo lo vinculado a Milei». Las presencias extrapartidarias de anoche abonan la pretensión, aunque no faltan quienes advierten que con ellos no alcanza. Es más, recuerdan que los “K” más radicalizados y varios dirigentes que provienen de la izquierda conducen espacios casi testimoniales en materia de performances electorales.