Los dichos del diputado contra la fiscal de Derechos Humanos generaron repudio y repercusión en los medios de todo el país. No es la primera vez.
Suele meterse en problemas sin que lo convoquen. Solito va al centro del lío. Es lo que pasó esta semana, cuando declaró de manera repudiable contra la fiscal penal de Derechos Humanos, Verónica Simesen de Bielke. No es la primera vez que sucede. Tampoco es novedosa la repercusión nacional que obtuvieron sus dichos. Hoy, como ya sucedió durante buena parte de su etapa como diputado, Martín Grande es noticia por algo malo.
Aunque para algunos porteños o ciudadanos de este país podría ser una novedad saber que Martín Grande habla. Es que el diputado nacional del macrismo es uno de los salteños que menos pide la palabra en el Congreso. Sólo se limita a levantar la mano, ausentarse o rechazar las propuestas. Eso sí, cuando lo hizo se volvió viral. Como en 2018, cuando en pleno debate por el aborto legal habló de marsupiales y generó tanta vergüenza ajena que hasta Amnistía Internacional lo calificó como uno de los cinco discursos más bochornosos y desinformados de esa jornada.
Eso sí, tuitea mucho. Se la pasa siendo bravo en las redes. También en su radio. O en las entrevistas que le hacen en Salta. Así fue como le dijo «atorranta» a la fiscal y ahora forma parte de la agenda mediática.
«Las declaraciones del legislador generaron un amplísimo repudio no solo del movimiento de mujeres sino de la sociedad civil en su conjunto», dijo La Nación. «Simesen de Bielke recibió numerosas muestras de apoyo a través de las redes sociales, mientras que distintos sectores repudiaron las afirmaciones del legislador», agregó Ámbito.
Ahora Martín Grande usó Twitter para pedirle disculpas a la fiscal, aunque suele justificarse. Como siempre. Como cuando marchaba para no acatar las restricciones, cuando incitaba al no uso de las vacunas, cuando hablaba de tomar sustancias prohibidas por el Ministerio de Salud. Siempre busca la manera de caer parado. Incluso en este momento en el que se empieza a despedir de una banca en el Congreso para intentar buscar una en la Legislatura provincial. Los salteños tienen la posibilidad de evitar que provocadores sin argumentos se queden con un lugar que podría ser ocupado por alguien con ideas.
