lunes 14 de octubre de 2024
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Los negros, los indios y las mujeres en los inicios de las Fiestas del Milagro en Salta

Los sacerdotes blancos monopolizan los relatos en torno a los hechos que siguieron al terremoto de 1692 dando origen a las celebraciones. Una historiadora salteña rescata a los actores sociales invisibilizados por el relato oficial*.

Telma Chaile es historiadora y docente egresada de la Facultad de Humanidades de la UNSa. Hoy dialogó con el programa CUARTO OSCURO (FM La Cuerda 104.5) para explorar los orígenes de la celebración religiosa más importante de la región desde hace siglos. Allí fue consultada sobre el escenario en el que ocurrió el terremoto de septiembre de 1692 en una ciudad que por entonces tenía una traza urbana de 36 manzanas.

“Estaba rodeada de tagaretes y era una sociedad colonial jerárquica y multiétnica: españoles miembros de las elites, españoles de familias pobres, afro mestizos y población indígena. Ese es el panorama de la época cuando ocurrió el terremoto que sorprendió a quienes eran moradores de Salta. Los relatos de la época señalan que el sismo fue en el transcurso de la mañana, tipo 10 horas. Un terremoto que tuvo su epicentro en la ciudad de Esteco y que fue de 7 grados en la escala de Mercalli. La página del INPRES (Instituto Nacional de Prevención Sísmica) contiene información sobre terremotos en la historia y tiene registrado el de Salta en 1692”, dijo a modo de contextualización.

Consultada por celebraciones que se repiten en otros puntos del continente sudamericano y que comparten con la salteña un origen similar en iguales periodos históricos, Telma Chaile admitió que “hay vinculación: imágenes religiosas, terremotos y pedidos de salvación están presente a lo largo del espacio andino. Hay otras advocaciones en Perú o en Chile que están vinculadas. No es tan inusual que las respuestas espontaneas de las personas frente a un terremoto haya sido acudir a advocaciones religiosas”, resaltó.

Puesta a opinar sobre el rol de los jesuitas en los orígenes de esas celebraciones apareciendo como los encargados de interpretar la voluntad divina y formatear a las devociones nacientes de entonces, la historiadora se detuvo en el caso del cura jesuita José de Carrión que – según el relato oficial – es quien escucha una voz que le aconseja rescatar la imagen del Cristo olvidado y venerar en procesión para atemperar la ira divina. “El jesuita Carrión ha quedado en el registro histórico y también en el recuerdo. Cada año se lo evoca en el ritual que se realiza, respecto a que él habría recibido una especie de premonición sobre algo que iba a suceder vinculado al olvido que sufría el Santo Cristo de la Iglesia Matriz. Pero hubo otros actores sociales involucrados en una interpretación inicial y según la cual la salvación de la ciudad se debía a la Virgen del Milagro hoy conocida como Nuestra Señora del Milagro. Algunos que me gustaría rescatar – porque luego son olvidados – son las dos personas que ingresaron tras el terremoto a la iglesia parroquial, que era la más importante de entonces y es la que después se transformó en la catedral de la ciudad”.

A la hora de pincelar a esas figuras y las interpretaciones invisibilizadas que realizaron de lo ocurrido, Chaile narró lo siguiente: “ingresaron a ver cuál era el estado del interior de la iglesia. Se trataba del sacristán y su ayudante. Hay dos fuentes de ese año – 1692 – que lo mencionan y después ya no aparecen. El sacristán se llamaba Josep de Peredo que según la documentación eran un ‘pardo’, mientras el ayudante era de apellido Montenegro. El hecho de que Josep de Peredo sea mencionado como ‘pardo’ implica que era un afro mestizo, mientras fuentes del siglo XVIII indican que su ayudante era probablemente un indio. Estas dos personas son las que realizan la interpretación inicial, son ellos quienes ven que la Virgen ha caído de su nicho y que no tiene mayores daños salvo el dragón que estaba sobre sus pies. Como el dragón siempre está asociado al Mal, entienden que si sólo el dragón está dañado ello supone un triunfo. La corona de la Virgen está al costado mirando al sagrario. Ellos interpretan que la Virgen es la que intercede por la ciudad. Ante ello acuden a la autoridad política más importante de ese momento que era el Alcalde de Primer Voto ante la ausencia del Teniente de Gobernador. El Alcalde valida la interpretación inicial que provenía de los sectores populares y subalternos que después están invisibilizados en la documentación posterior. También están las mujeres que rezaban en la iglesia a las que encuentra el vicario Pedro Chávez Labrón. Aparecen señaladas en las fuentes históricas como las que dicen que el milagro fue obra de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción que es la advocación original de la imagen del milagro”, señaló.

Puesta a opinar entonces por el protagonismo que adquiere luego el jesuita Carrión, la historiadora insistió: “quienes impusieron esa interpretación milagrosa inicial no provenían de los sectores del poder político ni eclesiástico. Después empiezan a intervenir los jesuitas y aparece la figura del Cristo: la Virgen intercediendo con su Hijo que es el Cristo que estaba olvidado en la matriz. Josep de Carrión aparece en los días siguientes dando sermones en la Plaza diciendo precisamente eso: que el Señor que había salvado a la ciudad es el Cristo. Están en una serie de disputa porque también los jesuitas estaban disputando si eran las imágenes que estaban en la iglesia de la Compañía de Jesús o las del Milagro las responsables de la salvación. Finalmente, la situación se resuelve con que son las imágenes de la Iglesia Matriz”, concluyó.

*Esta nota se publicó originalmente el 12 de septiembre del año 2023

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