En 2015 solo 56 personas se sometieron a la práctica que aumentó a 683 en 2019. Se estima que la incidencia sería mayor por el elevado subregistro y porque muchas clínicas privadas realizarían la práctica bajo otras denominaciones.
Así lo indica un reporte del área de Monitoreo de la Dirección de Salud Sexual y Reproductiva que también recuerda que por cada hombre que practica una contracepción quirúrgica, hay 26 mujeres que se someten a una ligadura de trompas. No obstante, el jefe de la Sección Andrología del Hospital de Clínicas, Mariano Cohen, declaró a Página 12 que los “datos hablan de un cambio cultural en favor de la igualdad, en el sentido de que el hombre se responsabiliza de la anticoncepción en la pareja para evitar que la mujer tenga que someterse a una cirugía compleja con anestesia general o tomar hormonas toda la vida”.
El médico señaló que la ligadura de trompas “no tiene lógica” como método contraceptivo permanente, dado que la vasectomía consigue el mismo fin anticonceptivo pero a través de una intervención ambulatoria, que no requiere más de 40 minutos, es de baja complejidad, usa anestesia local y es reversible en el 80% de los casos.
“Como pasa en todo el mundo, la vasectomía se hace cada vez más frecuente en la Argentina, con la diferencia que hasta hace 15 años estábamos con una ley muy atrasada y la difusión en los medios de la nueva norma hace que cada vez más gente se la realice”, explicó Cohen quien destacó que el pedido de la vasectomía es “un fenómeno vinculado con personas de alto nivel educativo que en un 98% de los casos viene con paternidad previa” aunque hay “un porcentaje que lo solicita sin haber sido padres”.
En los últimos años, contó, “viene gente pidiendo revertir vasectomía”, una situación de la que se presenta un caso por mes en el consultorio. Hasta los 7 años después de haberse practicado la vasectomía, el éxito de la reversión es de alrededor del 80%”, detalló.