El día que el Indec informó que 225 salteños cayeron diariamente en la pobreza durante el 2018, el Hospital del Milagro difundió el número de personas fallecidas el mismo año por esa enfermedad. En el 2017 los casos fatales fueron 59.
Los números duros difundidos para el año 2018 son los siguientes: 803 casos para el conjunto provincial; 269 corresponden a la capital provincial; 374 en el norte provincial destacándose las localidades de Tartagal, Orán y Salvador Mazza; mientras los casos fatales llegaron a 71 en el 2018 contra los 59 del 2017.
Los datos fueron aportados por Julia Buttazzoni, jefa de la central de tratamientos de tuberculosis del Hospital del Milagro. La profesional hizo la aclaración ante el diario El Tribuno que el incremento está relacionado con las campañas de detección temprana, aunque también reconoció que “el mayor número de casos también se genera por la situación socioeconómica existente. Los bajos ingresos, el hacinamiento y la falta de una buena nutrición son factores que se suman”, agregó la profesional.
“Buttazzoni explicó que la primera sospecha se advierte en los centros de salud. Están atentos a pacientes con más de 15 días de tos, acompañado con fiebre, sudoración y pérdida de peso. El diagnóstico se confirma a través de un análisis de laboratorio, que estudia una muestra de flema. Se suma una radiografía y, si es necesario, otros estudios complementarios” enfatizó el matutino local que precisó lo siguiente: “desde el momento de la sospecha de tuberculosis a la confirmación con los estudios, transcurre un máximo de 48 horas. Sin embargo, desde una primera instancia el paciente queda internado bajo observación y control”.
El tratamiento para la tuberculosis consta de dos fases. La primera es de dos meses, depende del estado clínico que adopta la enfermedad. La segunda etapa de tratamiento se puede extender a nueve meses más. En los primeros dos meses, el paciente comienza a sentir una franca mejoría y en muchas ocasiones creen que no necesitan seguir con las indicaciones médicas.
«Es importante advertir a la población que estos casos no están curados», enfatizó la profesional ante el medio citado para luego explicar que, al abandonar el tratamiento, la enfermedad vuelve e incluso con la afectación de otros órganos o se disemina en forma más seria. «Esta es una enfermedad crónica que lleva a la muerte, si no se hace tratamiento a lo que se suma la mala calidad de vida y el contagio a los seres cercanos», agregó Buttazzoni.