«Nadie puede ser indiferente ante el grito de los pobres», dice el documento que varios obispos elaboraron en la provincia. Advierten también que las desgracias naturales no provienen de Dios, sino de un modelo extractivo que asola en el norte.
«Nos preocupa la lógica economicista que impone el paradigma tecnocrático, cuya finalidad es consumir y producir, desplazando a un segundo plano la dignidad de la persona y la justa distribución de los bienes para el desarrollo humano integral», dicen los obispos en la declaración difundida al finalizar una reunión de tres días que concluyó ayer en nuestra provincia. Del encuentro participaron Pedro Olmedo, (Humahuaca), José Rossi (Concepción), Vicente Bokalic (Santiago del Estero) José Chávez (Añatuya), César Fernández (Jujuy), Luis Urbanč (Catamarca), Dante Braida (La Rioja), Luis Scozzina (Orán), Félix Paredes (coadjutor de Humahuaca), José Jiménez (Cafayate), Mario Cargnello (Salta), Carlos Sánchez (Tucumán), Luis Villalba (cardenal emérito de Tucumán) y Enrique Martínez (auxiliar de Santiago del Estero).
«Consideramos importante resaltar la conexión entre el modelo económico extractivista y el clima, el agua y el modo de vida de las comunidades», porque esto «genera nuevas formas de pobreza que expulsan a las personas de sus propios lugares de origen y las postergan cada día más», enfatiza el escrito en alusión a las inundaciones recientes y otras catástrofes ambientales. “Estas no son desgracias que Dios manda, sino males que el hombre hace a la creación y que traen estos efectos», manifiesta la declaración que guarda directa relación con la perspectiva que en materia ambiental viene planteando el papa Francisco, tanto en sus documentos como en las declaraciones públicas.

Los obispos dicen también que «apoyamos decididamente a las comunidades que reclaman su derecho a participar en las decisiones que afectan a la vida personal, familiar y a los recursos naturales donde se desarrollan la Vida y la Cultura». Y por ese motivo, agregan, «necesitamos parroquias, escuelas, universidades, comunidades, cuyas prácticas den testimonio de una cultura que respeta, ama y defiende la vida, toda vida humana y toda la creación, porque Vale Toda Vida».
El documento en forma de carta dirigida a la feligresía de sus diócesis, los obispos sostienen que «al comienzo de este año electoral en nuestra Patria y en el marco del sínodo de la Amazonía en la Iglesia universal, consideramos que nadie puede ser indiferente ante el grito de los pobres y de la madre tierra, sobre todo los que tienen la capacidad de tomar decisiones al respecto».