Luis Chocobar es el policía salteño del partido de Avellaneda que hace tres meses se convirtió casi en un héroe cuando los medios dijeron que fue al rescate del turista norteamericano Joe Wolek (54) quien fue atacado a puñaladas por dos delincuentes que querían robarle la cámara fotográfica. Uno de los delincuentes era Juan Pablo Kukoc (18), otro salteño que desde hacía años vivía en el porteño barrio de La Boca.
Lo que los testimonios y las cámaras de seguridad mostraron después fue otra cosa: que Kukoc y su cómplice efectivamente atacaron a puñaladas al turista pero fueron dos ciudadanos comunes y corrientes los que intervinieron para lograr que los ladrones huyeran, que esos dos ciudadanos recuperaron la cámara fotográfica y que el policía Chocobar llegó luego para perseguir a un Kukoc en fuga al que finalmente ultimó por la espalda sin muchas muestras de heroísmo porque la seguridad del policía nunca estuvo en peligro. Justamente por ello un juez proceso al propio Chocobar.
A pesar de ello, el policía fue recibido por el presidente Macri quien a instancias de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anunciaron que desean cambiar la doctrina de seguridad por una que aliente o al menos no castigue a quienes actúen como lo hizo Chocobar. La propuesta tiene seguidores y el diario Clarín es uno de ellos que ayer publicó la cordial entrevista a Chocobar quien relató que se hizo policía luego de quedar sin trabajo en una empresa de jardinería, que estuvo a punto de ser parte de la policía federal y que finalmente se quedó en la local de Avellaneda a la que llegó cuando leyó un cartel en La Boca que decía: “Cruzá el puente y encontrá tu futuro”.
No obstante ello, el relato que hace Chocobar de lo ocurrido aquel 8 de diciembre deja entrever eso que ya varios medios señalan: que la seguridad del policía no corría riesgo a la hora de eliminar a Kukoc. Transcribimos a continuación esa parte de la entrevista que tiene en la pregunta “¿Cómo fue aquel 8 de diciembre?” su inicio a lo que Chocobar respondió:
“Yo estaba yendo a hacer adicionales al Hospital Finochietto. Me encuentro con dos personas que estaban lastimando a alguien y el griterío de la gente. Se escuchaba: “¡Lo están matando! ¡lo están matando!”. Yo estaba hablando por teléfono, le corté a mi compañera, me acerco y visualizo a las dos personas que estaban forcejeando de un lado a otro y les pego un grito: “¡Eh!” y salen corriendo los muchachos. Y cuando el turista me ve me levanta la mano. Hasta ese momento no sabía qué tipo de persona era. En ese momento tomo intervención y el señor se me acerca con trote suave porque cuando me levantó la mano dejó de contenerse el pecho y la sangre le llegaba hasta el pantalón. Ahí llamo a la ambulancia, al 911, informé la situación de que había una persona herida, después que estas dos personas huyeron y para dónde iban. Si bien no conozco muy bien la zona de La Boca, calle por calle, a pesar de que viví casi siete años, doy a conocer para dónde se iban. El turista ya se encontraba con otra gente que se acercó y ahí es donde dos personas toman una motocicleta y le quieren dar alcance y aparece otra persona corriendo por atrás. Ahí voy yo informando todo lo que estaba pasando, si se sacó una campera o no. Yo dentro de todo tengo buena visión. Uno se nos pierde de vista porque se va para la izquierda y el otro tenía una cuadra mucho mas larga y al llegar a la esquina se saca la campera. Después estas tres personas lo agarran, pasando la media cuadra sobre Irala y de ahí empieza el forcejeo de este masculino con ellos, que intentaban sacarle las pertenencias del turista y este masculino hacía ademanes de querer manipularlos a ellos. Entonces cuando yo llego, me percato de que también corre riesgo su vida. Yo me identifico: “Alto policía” fuerte y contundente como tiene que ser y, al ver que no hace nada, saco mi pistola reglamentaria, efectúo tres disparos al cielo para que sepa que tenía que desistir de lo que estaba haciendo porque podía llegar a matar a cualquiera de los tres que lo seguían. Aparte esta persona estaba muy agresiva entonces, ahí es donde él sale corriendo y después, en dos oportunidades, me va midiendo, llega a la esquina y se me quiere abalanzar hacia a mi. Entonces me tiro para atrás y efectúo los disparos hacia la persona pero siempre de la cintura par abajo. Después salen los medios de comunicación diciendo que le dispara, que lo remata en el piso, que no tenía esto, no tenía lo otro pero nadie dice lo que pasó antes”.
¿Vos ibas corriendo y apuntando?
No, porque yo iba de este lado de la calle (señala a un costado). Eso ya es parte de la causa y de la investigación. Yo como persona me siento tranquilo porque sé que hice las cosas bien. Después el periodismo, si me quiere juzgar o no, es cosa de ellos. Muchas veces hablan sin saber. Yo estuve ahí. Yo sé lo que pasó.
¿Vos te diste cuenta cuando lo baleaste? ¿Le tiraste de frente o por la espalda?
Sí, primero le di en la pierna y después acá (señala el glúteo izquierdo). Pero lo segundo que me preguntás es parte de la investigación.
¿Cae en el momento que le disparás?
Él corre un poco más y recién cae. Cuando cae seguía siendo una persona agresiva porque en el mismo piso tiraba cuchilladas para todos lados. La agresión seguía siendo inminente. Incluso en el mismo video se ve que la Policía de la Ciudad tampoco se quería acercar porque la agresión seguía. Yo tampoco me quería acercar porque me podía meter una puñalada. Me quedé en el lugar. Cuando llegó la Policía informo lo que pasó. Empiezan a llegar los vecinos, entonces me retiran del lugar por si acaso. Ahí empieza la pesadilla de estar detenido.
¿Qué pensaste ahí?
Yo, hasta ese momento, hice lo que tenía que hacer. Era una persona agresiva que ya si bien había cometido la saña de apuñalar a este turista después prosiguió en la persecución, estuvo en riesgo la vida de tres personas más y fuera de todo eso también corre riesgo mi vida. Entonces son tres pasos que tienen que quedar bien claros siempre. No es que yo me levanto a la mañana y digo: “A ver hoy a quién me bajo”. Yo soy un laburante. Yo vengo de no tener qué comer a venir a Buenos Aires y tampoco tener que comer y levantarme todos los días a hacer lo mismo: laburar, laburar y laburar. Los medios hablan mal de mí, que Chocobar esto, lo otro… Yo asesino no soy; tampoco soy un héroe. Yo soy una persona, un policía. Aparte de ser policía soy un ciudadano que cuando vea que está ocurriendo algo y está corriendo riesgo una vida tiene que actuar. Yo en ese momento lo que podría haber hecho era darme vuelta, seguir con la musiquita (hace el gesto de ponerse los auriculares) y “chau”. Pero no está en mi eso.
Cuando estás solo con vos mismo, en la cama o en la ducha, ¿te pasa la secuencia por la cabeza otra vez?
Sí, pasa. Muchas veces no puedo dormir, pero no me arrepiento de lo que hice. Estoy intranquilo porque digo, ¿qué va a pasar conmigo? Yo ahora me encuentro sin casa, pendiendo de un hilo de seguir trabajando o no. Dependo de la decisión del juez. Si bien yo soy un funcionario público y estoy a su disposición, pero hoy en día dependo de él.
¿Qué sentiste cuando murió Kukoc?
Él entra el viernes (al hospital) y el martes fallece. A mí me agarro un escalofrío porque vos decís: “no tendría que haber terminado de esa manera”. Yo nunca busqué hacer daño a una persona. Yo quise que deponga su actitud y nada más. Entonces tampoco siento eso… como para decir “voy a pedir perdón o disculpas”. Este masculino llevó a que las cosas terminen de esta manera. Como te digo, no es que me levanto a la mañana y digo: “hoy a quién le voy a dar”.
¿Volverías a actuar de la misma manera?
Yo creo que sí porque mi accionar, de principio a fin, primero conteniendo al damnificado, llamando al 911, informando, es el correcto. Es el que teníamos que hacer. Yo hice lo correcto. Si no, hoy en día no tendría el apoyo de mis jefes.
¿Qué sentís por haberle quitado la vida a alguien?
Yo sinceramente no le quité la vida a nadie. Yo lo único que hice fui repeler una agresión que ya había ocurrido, ya lo apuñalaron. Existió una agresión, existe en el momento que estas tres personas también podían llegar a ser apuñaladas y seguía existiendo cuando se quiso dar vuelta para darme a mí.