jueves 23 de octubre de 2025
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Interior salteño | Intendente cree en «un Estado presente», pero despidió al trabajador «más vulnerable de todos»

«No podemos sostener a quienes no trabajan», dijo Franco Hernández Berni, de Tartagal. Un empleado del Concejo Deliberante fue despedido tras quince años de desempeño y hay protestas.

Hay enojo en el Concejo Deliberante de Tartagal tras el despido de Sebastián Galarza, un trabajador del recinto que llevaba quince años de desempeño.

«Lo sacaron de la peor forma, sin comunicación previa y justo al terminar el turno. Esto no es casual. Sebastián estaba tan afectado que ni siquiera contestaba el teléfono», dijo Sandra Hoyos, dirigente gremial.

Según la mujer, el despido fue realizado vía audio, lo que consideró una «falta total de respeto».

Luego del despido, Hoyos y el también dirigente gremial Aníbal Esquivel fueron hacia el domicilio de Galarza, a quien acompañaron a reclamar por su reincorporación.

En Nuevo Diario, los gremialistas informaron que desde el Concejo Deliberante señalaron que se buscaba hacer un ajuste y despedir al «menos vulnerable». «Pero terminaron echando al más vulnerable de todos», dijo Hoyos.

Consultado al respecto, el intendente Franco Hernández Berni habló de los ajustes que se realizan en la ciudad.

«Tenemos un gobierno nacional que plantea el achique del Estado en cincuenta mil personas, la baja de la coparticipación, la caída de obras y presupuestos. Nosotros creemos en un Estado presente y eficiente, pero debemos revisar el funcionamiento», dijo en VideoTar.

Hernández Berni explicó que la gestión actual trabaja en reordenar el personal eventual, revisando casos sensibles. «No podemos sostener a quienes no trabajan. Pero sí acompañamos a quienes son productivos, y en casos puntuales, como personas con discapacidad, articulamos con Desarrollo Humano para dar respuestas», aclaró.

El intendente también reconoció que hay personas con pensiones o jubilaciones que, tras las auditorías nacionales, fueron notificadas de que no podían cobrar otros ingresos estatales.

«Esto obliga a un replanteo. Antes había una vorágine de horas extras que no siempre eran reales. Ahora todos deben cumplir las seis horas diarias de trabajo», dijo.

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