El secretario de Educación, Carlos Torrendell, visitó Salta con declaraciones que suscitan más interrogantes que certezas. Sus palabras sobre mejorar los salarios universitarios chocan con la realidad económica que enfrenta el país.
En un intento por calmar las aguas en el sector educativo, Torrendell aseguró que el gobierno trabaja en recomponer los salarios universitarios. Sin embargo, su discurso estuvo plagado de condicionantes y advertencias sobre las limitaciones presupuestarias. La promesa de mejorar sueldos mientras se mantiene la política de «no gastar más de lo que ingresa» parece, cuanto menos, contradictoria en un contexto de alta inflación y recortes generalizados.
El funcionario reconoció la legitimidad de los reclamos salariales, pero criticó la medida de paro, calificándola de poco razonable. Esta postura evidencia la tensión existente entre las necesidades del sector educativo y la rigidez de las políticas económicas del gobierno. Torrendell habló de un «diálogo permanente» con gremios y el Consejo Interuniversitario Nacional, aunque no se vislumbran resultados concretos de estas supuestas negociaciones.
En cuanto al presupuesto educativo para el próximo año, el secretario mencionó un enfoque en alfabetización y educación básica, criticando el uso ineficiente de recursos en el pasado. Sin embargo, no ofreció detalles sobre cómo se logrará mejorar la inversión en un escenario de ajuste fiscal. La falta de precisiones sobre la distribución de fondos entre las provincias y la vaga referencia a una «fórmula basada en diversas variables» dejan más dudas que certezas sobre el futuro de la educación en el país.