Jorge Coraita relató la situación y pidió que se aplique la ESI para que se combata la discriminación.
«Este es un episodio muy triste. Me hubiese gustado no tener que dar estas explicaciones», comenzó Jorge Coraita, padre del menor de 16 años que fue discriminado en el colegio Santa María, de nuestra ciudad, por haberse declarado homosexual. El hecho provocó que un grupo de alumnos apoyara al joven y que las autoridades de la institución decidieran no admitirlos en 2019.
Coraita relató que su hijo «portaba una pulsera multicolor LGBT y fue interceptado por un tutor, quien le pidió que se la quitase». «Le dijo que afectaba a los valores del colegio y que resultaba provocativo. Mi hijo se negó, le pidió explicaciones, fue una situación coercitiva y violenta. Mi hijo se puso mal. Esa situación fue advertida por un coordinador del colegio y lo llamaron a la dirección. Allí se encontraban la directora, la vice y le pidieron que se quite la pulsera, que era lo mismo que un pañuelo verde, que no estaba admitido. Él rebatió esos argumentos, les explicó. Dijo que a él esa pulsera lo representaba, que no afectaba ninguno de los valores del colegio. Ya sin argumentos, cambiaron el rumbo de la negativa diciéndole que estaba prohibido usar pulseras en el colegio. Él les dijo que el 80% de los chicos usaba, pero solo se enfocaban en él. Eso ocurrió el 28 de septiembre», siguió.
«Sin argumentos con relación a la pulsera, la directora le preguntó si le hacían bullying en el colegio y él les dijo que había una que otra burla. Pero remarcó que sí era grave que las autoridades máximas le hicieran sacar la pulsera. La directora le respondió que si era importante para él, que la siguiera usando. Esta charla no fue un momento agradable para él. Estaba en un contexto de una institución educativa, le estaban llamando la atención. Eran dos adultos, directora y vicedirectora. Las leyes establecen alguna limitación acerca de lo que se puede hacer, qué se puede preguntar a un menor, aun educando. Violaron todas las normas. Hubo una intromisión indebida a su privacidad. Es un hecho grave, en cuanto a quienes tienen la tutela de nuestros hijos se dirijan de esa manera, en un claro abuso de autoridad. Todas las normas hablan del interés superior del niño. No tuvieron reparo al respecto y claramente, con la prohibición de la pulsera querían invisibilizar el mensaje», explicó Coraita en el diario El Tribuno.
«Él sale de esa reunión muy conmovido, muy dolido y me manda un mensaje pidiendo que lo retire del colegio. En el tiempo que demoro al llegar al colegio, él ya había vuelto al aula y sus compañeros vieron como había regresado. Sabían cuál había sido el motivo de su presencia en la dirección y se pusieron furiosos por la violencia institucional que había sufrido su amigo y compañero. Yo lo retiro del colegio y sus compañeros le seguían mandando mensajes de apoyo, muchos de ellos eran fotos, se habían pintado en el brazo la bandera LGBT. En una de esas fotos se veía la remera del colegio (y el gesto) ‘fuck you’. El lunes siguiente se comunican con el colegio para conversar conmigo y en esa charla estaban la directora, la vice y el coordinador de tutores. Claramente habían advertido que habían pasado todo límite. La reunión fue para pedir disculpas, que habían sido ofensivos sin quererlo, me dijeron que con él estamos aprendiendo. Yo les remarqué que, respecto a un menor, están prohibidas esas injerencias arbitrarias en la intimidad y la privacidad. Les dije que la homofobia no es una opinión y que hay leyes nacionales y provinciales. Me dieron la razón. Les pedí que esas disculpas se las hiciesen a él en el momento adecuado, con disimulo, sin sacarlo del aula. Todo el mundo estaba pendiente de la reunión. Dos semanas después, a los chicos que se solidarizaron los notifican diciendo que no los admitirán el año siguiente. Que el colegio se reserva el derecho de admisión. Estamos hablando de chicos que tenían, salvo una que estaba hace dos años en Salta, trece años con excelentes antecedentes académicos en la institución. Fue una reacción a la agresión institucional».
Para Coraita, «curiosamente el motivo de la sanción es el ‘fuck you’ al escudo, al símbolo que representa la institución». «Los directivos fueron los que agredieron a mi hijo, ahí se dio la homofobia, la discriminación, la intromisión indebida en su privacidad. Eso fue lo más grave. Después de haberse asesorado con alguien acerca de los derechos que tienen los niños, sabían que no lo podían tocar a mi hijo. A él lo querían invisibilizar, sancionaron a sus amigos y esa fue una forma de condenarlo a él y que arrastrara la culpa por esa situación. Fue un mecanismo siniestro», dijo.
El padre del menor discriminado finalizó la entrevista pidiendo que «estas instituciones son de gestión privada, pero son públicas y están sometidas a leyes del Estado». «Las leyes establecen que deben dictar la Educación Sexual Integral. Ahora hay una grieta y se intenta demonizar la ideología. Eso pasa porque estamos en una cultura homofóbica. Porque hay otro chico que es diferente a su orientación sexual, sin que haga anda genera miedo o bronca Eso hay que cambiar, eso se logra con educación. Si mi política como institución educativa deliberadamente es no dar educación, lo que estoy haciendo es dejar impunes esas conductas homofóbicas y tantas otras. Hay una naturalización de esto. Anteriores situaciones, como otros chicos que habían pintado carteles en son de burlas contra mi hijo, pegados dentro del colegio. Eso ocurrió dentro del colegio y no en las redes, pero no hubo sanciones», agregó.