Los movimientos en territorio salteño son parte de un reforzamiento en todos los pasos fronterizos del país. Fue a pedido de los gobernadores al presidente, pero también por las alertas evaluadas desde Casa Rosada.
De todos los pasos fronterizos, el de la Triple Frontera y sus alrededores constituye uno de los más sensibles por la vecindad con Brasil. De hecho, en su última reunión con los gobernadores, Alberto Fernández les mostró un mapa en donde se divisaba a la provincia de Misiones rodeada de puntos rojos que representaban los brotes en los vecinos estados brasileños de Paraná (37.424), Santa Catarina (38.408) y Río Grande do Sul (36.434). Solo en la fronteriza Foz de Iguazú, al 9 de julio, se registraban 646 casos.
El domingo se instaló allí, además, un módulo sanitario especialmente diseñado para el aislamiento de personas que atraviesen el paso con síntomas asociados al Covid-19. Su adquisición forma parte de un programa de cooperación internacional de la Unión Europea mucho más integral llamado Eurofront, focalizado en el control de fronteras y adaptado, en parte, a la emergencia mundial.
Otro módulo similar arribó en las últimas horas a Aguas Blancas, en la provincia de Salta, lindante con Bolivia, país en donde los casos arañan los 50 mil y hay departamentos al borde del colapso sanitario. Medios nacionales recuerdan además que en Jujuy y Salta el Ministerio de Seguridad trabaja en coordinación con el de Defensa para supervisar la frontera. A fines de junio, el Ejército ya había desplegado los primeros efectivos para brindar apoyo logístico en las llamadas «zonas calientes» a la policía local y a la gendarmería. También en Formosa se redoblaron los esfuerzos de vigilancia, en particular, en la frontera de Clorinda con Puerto José A. Falcón, del lado paraguayo.