Ocurrió en el programa Cara a Cara. Allí el legislador del PRO y hombre de confianza del intendente Gustavo Sáenz hizo la comparación que sorprendió a todo el estudio. A Gustavo Sáenz, en cambio, lo calificó de un obrero de la política.
Ni bien el legislador del poncho a cuestas desenfundó tamaña comparación, la mayoría de los presentes en el estudio de Cablevisión hicieron el gesto universal del desconcierto: rascarse la cabeza, fruncir el rostro y mirar al que estaba al lado para confirmar que lo que había escuchado era real. Y es que aun cuando todos en la mesa coincidían en que el mandatario salteño había adolecido de falta de gestión a lo largo de estos once años, en contrapartida había dado pruebas de gran habilidad política.
Pero nadie esperaba que Martín de los Ríos u algún otro equiparara esa habilidad con Napoleón Bonaparte: el hombre que encausó la Revolución Francesa que comenzó en 1789, el genio militar que logró tener media Europa a sus pies e inauguró su imperio con un desplante al papa Pío VII. Lo último ocurrió en Notre Dame, París, un 2 de diciembre de 1804 cuando todos esperan que el orgulloso Napoleón se inclinara por primera vez ante alguien, el papa Pío VII en este caso, aunque el corso decidiera saltarse todos los cánones y arrebatar la corona al estupefacto sumo pontífice y colocársela él mismo.
Pero bueno, Martín de los Ríos se mantuvo en su comparación. Fue entonces que la panelista le preguntó cuál era el lugar que le asignaba al principal referente de su espacio político que es Gustavo Sáenz. Allí Martín de los Ríos fue más mesurado en su definición: “Son personalidades distintas. Gustavo Sáenz es un gran gestor pero también un político de gran olfato. De todos modos Sáenz es más bien un obrero de la política” sentenció el legislador que al finalizar el programa se retiró del estudio convencido de que la comparación que hizo al aire iba a dar qué hablar.