martes 29 de abril de 2025
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Elecciones en Salta | Los límites y errores políticos de la oposición oxigenan al oficialismo

La Libertad Avanza tendrá su bautismo electoral: sello potente con candidatos grises. El resto del arco opositor protagonizó una dispersión casi a pedido de un saencismo que sueña con imponerse a libertarios y a kirchneristas. (Daniel Avalos)

La nomenklatura libertaria local compuesta por dirigentes que presentan como verdad política fundamental a cualquier disparate presidencial, usará el sello nacional de La Libertad Avanza para participar de los comicios provinciales del 11 de mayo. Esa dirigencia lo celebró con un comunicado en donde resaltaron que el partido es en Salta el único “defensor de valores que sostiene nuestro máximo líder y presidente”. La euforia se entiende. Sin ese sello cualquier candidato del espacio sería un simple olmedista de “Ahora Patria”.

Admitamos que se trata de una franquicia potente, pero remarquemos que cuenta con candidatos débiles. El caso de la capital salteña lo confirma. Quien disputará una banca en la cámara alta provincial es Roque Cornejo, una persona de la que muchos hablan maravillas, aunque todavía no puede librarse de la condición de suplente de Emilia Orozco, Carlos Zapata o Alfredo Olmedo. Del candidato a diputado, Claudio Cansino, sabemos que es el hermano de Marianela, una asesora de maquillaje que devino en ministra de Urtubey hasta que fue eyectada del cargo para volver a dar charlas sobre la importancia de ciertas técnicas de respiración para domar las emociones. Lo secunda una figura que Patricia Bullrich pudo colar en la lista: María Elena Davids. Nadie le conoce la voz a la ahora candidata de estrecha relación con el poderoso ex juez de Corte Horacio Aguilar y cuyo único vínculo con la política es ser hija de Virginia Cornejo a quien “asesoró” por un jugoso sueldo cuando mamá se desempeñaba como diputada nacional entre 2019 y 2023. Ya con Milei en La Casa Rosada, Davids fue anunciada como delegada del Comité de Lucha Contra la Trata de Personas, cargo que depende del ministerio de seguridad nacional que conduce la abanderada de los conversos PRO, aunque no hay rastros en el Boletín Oficial que dé cuenta de su designación.

Los libertarios saben de esos límites, pero confían en que la franquicia envolverá a los candidatos con un aura de carisma. Por ello jurarán que votar por ellos es votar por “las ideas y el proyecto de país” del profeta Javier. No sería correcto impugnarlos. Colgarse del saco de un gran elector es práctica habitual de todos los espacios políticos, sin distinciones ideológicas, aunque ello atrae el nubarrón de que un posible mal resultado afecte directamente a un presidente que, en este caso, siendo un fenómeno electoral en sí mismo, no siempre puede transferir sus votos a terceros. Hay antecedentes. En las elecciones provinciales de 2023 que precedieron a las presidenciales de ese año, todos los candidatos que dijeron representarlo a lo largo del país protagonizaron pésimas performances y deslizaron al entonces candidato presidencial a desconocerlos.

En el oficialismo provincial están al tanto que los postulantes salteños de LLA sobreactuarán conductas pendencieras para asemejarse a los referentes nacionales, pero confían en que la simple extravagancia discursiva no generará divos o divas políticas en el corto plazo. No obstante, tampoco subestiman la potencia del sello partidario. Por adoptaron criterios precisos a la hora de ejecutar su propio armado. Uno de ellos fue desautorizar en varios de los doce departamentos que eligen senadores la presentación de dos candidatos oficialistas –por más saencistas que se declaren– para evitar que la fragmentación del electorado propio dé chances a quien se presente como soldado de Milei. En algunos de esos departamentos, la orden se incumplió y los insubordinados descubrirán pronto que no saldrán frescos del entuerto.

La estrategia de lista única en la categoría senador alcanza al distrito Capital, en donde los armadores de Sáenz dieron un paso más: a falta de un candidato propio con potencia electoral, optaron por el médico Bernardo Biella que no responde orgánicamente ni al oficialismo provincial ni al municipal. Traducido: el ahora favorito para imponerse en los comicios del 11 de mayo por su alto nivel de conocimiento, buena intención de votos y al empuje que recibirá de Gustavo Sáenz y Emiliano Durand, podría en un futuro liberarse de los compromisos asumidos para presentarse como alternativa a quienes hoy conducen la provincia y el municipio. La forma de desactivar ese riesgo político quedará para más adelante, aunque los menos distraídos del oficialismo saben que deberán inflar a un actor que siempre jugó en la segunda división de la política local, pero nunca negó la aspiración de hacerlo en primera.

El oficialismo tampoco prescindió de otros clásicos movimientos políticos: promover listas que no tienen por objetivo aportarle votos al candidato oficial sino restarle al adversario. La del “Beto” Castillo y su Frente Liberal Salteño es una. El ahora ex funcionario buscará vender a buen precio su derrota ofertándose como la figura que le arañará algunos puntos a LLA en la capital provincial. El uso del sello electoral por parte de estos últimos hará más dificultosa la tarea, razón por la cual Castillo deberá desplegar más energía de lo que pensaba para escaparle a la posibilidad del ostracismo político.

El oficialismo también se nutre del aporte de los otros sectores de la oposición: las fuerzas que antes conformaban Juntos por el Cambio, por un lado; y Unión por la Patria, del otro. El primero se partió en dos: de un lado el PRO y del otro la UCR más el Frente Plural. Lo hicieron en medio de condiciones que posibilitaban y aconsejaban un trabajo conjunto. He allí la naturaleza del error que resta musculatura política al espacio. Error que en principio favorece más al oficialismo porque aún cuando LLA irá en búsqueda de los sectores más radicalizados y antiperonistas de esa parte del electorado, no es menos cierto que al Grand Bourg le sirve que macristas y radicales conserven la lealtad de votantes que no tendrían problemas en optar por los libertarios si los primeros no participaran; sin contar que el propio Biella podrá interpelar a otra parte de esos votantes que aun con un sabor amargo por la incorporación del médico al oficialismo lo sienten como propio.

Algo parecido ocurrió en el Frente Justicialista Salteño que integran el PJ Intervenido, el Partido de la Victoria, un conjunto de fuerzas K más el maoísta Partido del Trabajo y del Pueblo. En la capital salteña optaron por una candidatura única en la categoría que saben perdida (la de senador) y protagonizaron una interna irresoluble en la que contaban con chances: diputados. Inscribieron dos listas: a una la encabeza Verónica Caliva, del PTP, y a la otra Ramón Villa, del PV. Según las fuentes consultadas, la primera adujo acuerdos con Emiliano Estrada más la certeza de representar el auténtico espíritu nacional y popular; el segundo exigía que el frente respetara la banca que ostenta su fuerza por la ciudad y que de allí para abajo se incorporaran los representantes de otros partidos. No hubo acuerdo y las consecuencias se adivinan. Ya no hay lugar para estrategias brillantes sólo para una proeza: ir al encuentro de cada votante progresista, cavar en cada rincón de la ciudad para encontrarlos y tratar de sacarlos de la pasividad en la que se encuentran por el hartazgo de presenciar las discusiones de siempre entre los mismos de siempre.

Difícil tarea para esas listas que ahora buscarán horadarse entre sí para intentar quedarse con una banca que según algunos podrían haber sido dos con una lista única. La reyerta comenzó el mismo sábado, cuando se habilitaron varias fórmulas de concejales con la esperanza de que el empuje de los de abajo retribuya votos a los que encabezan la lista de diputados. ¿Resultado? Seis listas que sólo por un milagro llegarían al 5 por ciento necesario para acceder al Concejo Deliberante. Seis candidatos en primer término que ya pueden catalogarse como mártires de un progresismo siempre preocupado por tener razón en cualquier cosa antes que en desarrollar musculatura política. Deberían parar con los cursos de formación teórica. O al menos combinarlos con la incorporación de los dirigentes a cualquier equipo de fútbol de veteranos, en donde los jugadores que se valoran son aquellos que prefieren que su equipo gane 1 a 0 con un gol de cualquiera y no quienes prefieren perder 5 a 1 pero con un tanto propio.

Ni siquiera el “justicialismo intervenido” pudo terciar en esa discusión. La razón es desopilante. Por primera vez desde 1983 no presentó lista en ningún punto de la provincia. Hay quienes aseguran que grande fue la sorpresa de los interventores (Sergio Berni y María Luz Alonso) al descubrir que los beneficiarios directos de la intervención (Emiliano Estrada y Sergio Leavy) no sabían con quién llenar la lista de candidatos. Quienes dicen no saber nada de ese asunto, admiten sin embargo que el diputado nacional estuvo ausente de todo el proceso. “El chabón se borró. Por supuesto que sabemos que está pensando en las nacionales, pero el tipo no aparece. Habrá que preguntarse entonces si habrá fondos del PJ. La gente del justicialismo, por lo menos en Capital, están diseminados por todos lados. La verdad que todos quedamos calientes. Se va a laburar, pero todos coincidimos en que la pelea Villa–Caliva nos debilita. Habrá que ver si alguno de los dos entra”, aseguran varios al interior de ese espacio.

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