El espacio al que representará en octubre cosechó el 24% quedando por detrás de la Libertad Avanza que se impuso en la provincia.
Con el 90% de las mesas escrutadas, Pablo Outes se impuso en las internas de Unión por la Patria que en conjunto cosechó casi el 24% de los votos en la provincia discriminados de la siguiente forma: Outes con 70.022 votos; Ramón «Rana» Villa 59.946; y María Morales Miy con 8.580.
El ajustado triunfo puede explicarse por algunas variables externas e internas a la lista de Pablo Outes. Lo primero se relaciona con la excelente elección que protagonizó Javier Milei que terminó arrastrando a la desconocida Emilia Orozco que se impuso en la categoría diputada nacional en Salta. Lo segundo, en cambio, tiene que ver con el bajo perfil que siempre practicó el candidato que explica que su figura fuera poco conocida entre los salteños y salteñas.
Ese era el punto desde el que se diseñó la estrategia de campaña: ganar al apoyo de los referentes políticos territoriales y de las cámaras empresariales de la provincia para que estos lleven el nombre del candidato. Lo primero no podía sorprender: ocupa un rol en el gabinete provincial que lo vincula con actores políticos de distintas jerarquías y regiones –intendentes, legisladores y dirigentes políticos– que sirven de mucho a la hora de cualquier elección. Lo segundo, en cambio, fue ir al encuentro de emprendedores, industriales y productores del campo desenfundando un discurso centrado en la importancia de la producción para la generación de empleo.
A ello le sumó la reivindicación de la candidatura presidencial de Sergio Massa que, sin embargo, no le impidió a Outes vociferar otros dos eslóganes de campaña: el provincialismo y el federalismo que desde finales del año 2020 levantó la gestión saencista.
Hablamos de esa propuesta que, por un lado, pide que las identidades políticas se borren en pos del superior interés del desarrollo provincial; y, por el otro, demanda que el centro del país reconozca a Salta como una parte del todo con iguales derechos que el resto y que ello se traduzca en un reparto equitativo de recursos que hoy favorecen al «país del centro».
