La tradicional “carpa” fue el motivo que utilizó ese espacio que se levanta en Mar del Plata para homenajear a la provincia en la segunda temporada de eventos de este tipo.
“Las carpas son un elemento identitario de los salteños. Herencia de los antiguos patios criollos, funcionan como un punto de encuentro durante los carnavales; tuvieron su explosión en la década del ‘40 y aún siguen vigentes en la provincia. El escenario suele estar abajo de una lona o un tinglado, donde el folclore se vive con gran alegría”.
Así comienza la cobertura que el medio nacional realizó de la jornada que el Espacio Clarín de dedicó a la provincia en el predio marplatense de Alberti y Güemes que se vistió de fiesta, con banderines y mesas para jugar al truco equipadas con porotos y mazos de naipes. “La festividad suele arrancar a la tarde, por eso el público recibió un mate que pudo llevarse de recuerdo y un bollo con chicharrón, una de las meriendas más tradicionales del Noroeste argentino”, se resaltó.
La jornada arrancó con una trivia de preguntas sobre geografía y cultura salteña y para seguir con el clima carnavalesco, se leyeron los “diez mandamientos” que deben cumplirse en la fiesta. “No macharse antes del desentierro del Carnaval”; “No dormirse arriba -ni abajo- de la mesa”, fueron algunos de los leídos entre risas.
De los festejos participaron miembros del Ballet Folclórico Martín Guemes, fundado en Mar del Plata en 1973. También estuvo Virginia Ojeda, una salteña radicada en Buenos Aires y que es presentada como una de las buenas voces jóvenes que tiene la provincia. En su paso por Espacio Clarín, la cantante que viene de una gira europea mostró un repertorio típicamente salteño, como “Carpas de Salta”, “La arenosa” y “Zamba para olvidarte”. Pero también se dio tiempo para mostrar sus propias creaciones.
Irene Valdez fue la coplera invitada. Cantó algunas estrofas con su caja e invitó a los valientes del público a un concurso de coplas. Por medio del método del “aplausómetro” se eligió al ganador. También tuvo su espacio la coplera María Inés Solá, nieta del músico “El Payo” Solá.
El cierre musical llegó de la mano de “Lapachos”. El grupo salteño, de camino ascendente en el mundo del folclore, hizo una selección de chacareras, zambas, carnavalitos e incluso ritmos del Litoral, como chamamé.
Cuando caía la tarde, las promotoras comenzaron a repartir empanadas y a bandejear vasos de una típica sangría fría; todos terminaron bailando al ritmo de la banda y haciendo uso de un “kit carnavalero” que se repartió como obsequio. Tenía espuma, papel picado y una corneta “espantasuegra”. Para que la fiesta salteña sea completa.