Se trata de Guadalupe Jones, una amiga de la vicepresidenta designada en el Senado y que ya fue señalada por el abuso que realiza de los pasajes gratis. Es hija de Juan Carlos Jones Tamayo, un militar salteño que murió cumpliendo prisión perpetua.
Muchos recuerdan el argumento de “no hay plata” que esgrimió Victoria Villarruel para negar ayuda de la Cámara de Senadores a seis adolescentes clasificados para las Olimpiadas de Matemática en Inglaterra en mayo pasado; aunque luego se supo que la austeridad no era para todos. Revisando las resoluciones de la Cámara Alta, la prensa encontró docenas de viajes de la vicepresidenta y de su entorno más cercano que incluye a amigas designadas en ese cuerpo legislativo y que no se privan de pasajes aéreos costeados con dinero público.
Una de ellas es María Guadalupe Jones, la salteña a la que varios medios nacionales identifican como mano derecha de la vicepresidenta y que fuera señalada por acumular muchas millas aéreas con pasajes que costea la cámara alta nacional. “De acuerdo a las resoluciones, la Dirección General de Administración del Senado decidió financiar varios destinos a Jones que van desde Salta -tres visitas-, Mendoza -también tres veces-, Catamarca y Córdoba” destacó Página 12 a mediados del mes de junio de este año.
La salteña sigue ligando. Fue parte de la comitiva de la vicepresidenta al Vaticano que culminó con una reunión entre Victoria Villarruel y el Papa Francisco ayer por la mañana. “La vicepresidenta estuvo acompañada en la ocasión por María Laura Arnejo, directora de ceremonial del Senado, por el embajador argentino ante la Santa Sede, Luis Pablo Beltramino, y por María Guadalupe Jones, secretaria privada de Villarruel, activa militante por la liberación de los genocidas e hija de Juan Carlos Jones Tamayo, ex miembro de inteligencia del Ejército y condenado a perpetua por crímenes de lesa humanidad” destacaron los medios nacionales.
El militar salteño participó – junto al padre de Villarruel – del “Operativo Independencia” en Tucumán que hizo de laboratorio de la represión ilegal en 1975 y luego fue considerado el “mayo represor de Jujuy”, en donde se desempeñó como jefe de la Central de Inteligencia del Ejército. Jones se benefició con las leyes de impunidad dictadas por el alfonsinismo y estuvo prófugo durante años cuando la derogación de esas leyes habilitó su procesamiento. Fue condenado a prisión perpetua junto a otros represores en diciembre de 2022.