Se trata de Analía Gonzáles y Elena Quispe, dos de las integrantes de un equipo de cinco “cholitas bolivianas” que durante años fueron cocineras y cargadoras de mochilas en distintos nevados del continente.
La hazaña se consumó ayer miércoles aproximadamente a las 15, cuando dos integrantes del colorido grupo de campesinas bolivianas llegaron a la cumbre del cerro más alto del continente en la provincia de Mendoza. La idea era hacer cumbre el lunes pasado, aunque las andinistas debieron esperar en un campamento hasta ayer esperando mejores condiciones meteorológicas.
“Lidia Huayllas, Dora Magueño y Cecilia Llusco son las otras integrantes del grupo que sube montañas con sus anchas faldas coloridas. Tienen entre 24 y 50 años, viven en la ciudad boliviana de El Alto-La Paz (4.200 metros) y trabajan como cocineras en campamentos de montaña o trasladando en mochilas los equipos de los andinistas en la cordillera de los Andes”, precisaron distintos medios que recordaron que las integrantes del colorido grupo ya habían hecho cumbres en Bolivia: Huayna Potosí (6.088 metros), Acotango (6.050 metros), Parinacota (6.350 metros), Pomarapi (6.650 metros) e Illimani (6.462 metros).
Con respecto a las dos que hicieron cumbre, Quispe tiene 24 años y hace diez comenzó a trabajar cargando las mochilas de los turistas (pesan entre 20 y 25 kilos). Gonzalez, por su parte, declaró a Clarín lo siguiente. «A la vuelta tendrán noticias nuestras. Me encuentro muy bien, feliz».
“Acostumbradas a climas muy fríos y a moverse en altura, las cholitas se han convertido en una celebridad mundial en el andinismo. Desde hace cuatro años escalan con sus atuendos tradicionales aunque, lógicamente, debajo de sus polleras de colores llevan todos los implementos necesarios para escalar, como botas, crampones, arnés, campera inflable de plumas, casco y cuerdas”, precisó el mismo medio.
Carlos Mamani Condori, esposo de Quispe, explicó por qué las llaman cholitas. «Así le llamaban los españoles a las mujeres indígenas, a las mujeres del campo que venían a la plaza, por sus polleras y sus mantas. En La Paz son conocidas como chula paceña, consideradas patrimonio cultural. Y es por eso que no quieren dejar sus trajes para subir el Aconcagua». Y con esa tradicional vestimenta cumplieron su objetivo, para seguir agrandando la leyenda de las cholitas escaladoras.