Outes reside en España desde 1976, cuando la dictadura asesinó a su padre en la Masacre de Palomitas. Desde Madrid nos relató cómo luchan contra la pandemia y celebró que nuestro país pueda usar la experiencia europea para diseñar políticas.
Reproducimos aquí el audio que nos compartiera Soledad Outes y transcribimos a continuación el mismo:
Buenos días. Por supuesto que al no ser yo ninguna experta sanitaria, les voy a hablar como vecina, como ciudadana y como persona preocupada de las personas que la rodean. En los últimos días ha habido una serie de medidas que dictó el gobierno de España que se han sucedido como en cascada. Entonces teníamos la sensación de que teníamos novedades cada dos o tres horas, cada cuatro horas y cada día. Efectivamente al enfrentarse a este virus tuvimos que ir adaptándonos en una forma flexible y rápida a todas las necesidades. Entonces yo, como ciudadana, en principio fue a la manifestación del domingo 8 de marzo, aunque intente mantener algunas medidas de seguridad, pero eran vagas en comparación a las que deberían haber sido en ese momento.
Pero ese domingo 8 de marzo se empezaron a tomar medidas de una cierta envergadura como suspender las clases y todo tipo de reuniones como teatro, cines y esto ha terminado en el día de ayer – domingo 15 de marzo – se ha dictaminado el Estado de Alarma. Eso supone un confinamiento obligatorio en las viviendas y de una serie de medidas.
¿Cómo me afecta esto de manera individual? Como a todos los ciudadanos, estoy obligada a permanecer en mi vivienda y puedo salir a realizar compras, a la farmacia y a una serie de locales que tienen una función sanitaria como pueden ser una tintorería o una óptica. Nos han ordenado también extremar las medidas de higiene conocidas por todos y que yo intento mantener en mi domicilio, en mi vecindario y por supuesto en el pueblo en el que vivo. En esa situación nos encontramos. De momento durante 15 días y con las expectativas de que estas medidas se puedan ampliar.
En estos últimos días he hablado a mis amigos y amigas de Argentina y otras partes para darles los concejos que me parecían útiles y que en un momento dado me vinieron bien. Primero: hay que suspender toda vida social en lo posible, mantener la distancia de seguridad, respetar todas las normas de higiene que dan las autoridades sanitarias y algunos detalles que yo no había caído en cuenta. Por ejemplo, higienizarnos las manos al entrar a los supermercados, al agarrar cualquier canasta de la compra antes y después; llevar guantes desechables cada vez que salgo de mi casa y aprender a sacarnos los guantes desechables que es relativamente sencillo y hay algunos videos en Internet que te enseñan cómo hacerlo.
Personalmente estoy intentando mantener la calma; respetar el aislamiento obligatorio de forma escrupulosa; ampliar toda la red de solidaridad que me rodea; disfrutar que ante una situación tan anómala cuento con agua corriente, internet, comunicación, una serie de canales televisivos que me permiten entretenerme y que son cosas dignas de valorarse.
Y luego intentando pensar que esta situación ojalá sea utilizada para valorar todo lo que están haciendo los médicos, enfermeros y todos quienes trabajan en los hospitales en estos momentos. Intentando entonces valorar todas estas cosas y reflexionando en cómo el mundo se ha transformado en un lugar tan pequeño. Esto es muy beneficioso en muchos aspectos, pero ahora nos está demostrando que un virus no conoce fronteras, que el mundo no tiene límites con lo cual tenemos que cuidarnos entre todos.
Afortunadamente las autoridades en Argentina y toda la población, tienen la experiencia de países como Italia y España que espero que les sirvan y por supuesto lo que dice todo el mundo: que salgamos unidos de todo esto, que salgamos reforzados y con nuevos criterios de solidaridad y de convivencia.
Les mando un abrazo enorme.