El ex gobernador había exigido acciones legales contra el laboratorio. Poco después, la ministra de Salud anunció el envío que “cambiará el curso de la segunda ola en Argentina”.
La ira suele nublar el juicio. Le pasa seguido a la oposición al gobierno nacional que además desarrolla una inclinación a judicializar todo lo que en principio debe resolver la política. La característica comienza a colorear también al senador nacional por Salta, Juan Carlos Romero, quien por lo general aparecía como un político menos visceral que la mayoría de los que revisten en la tropa cambiemita.
Pero eso, insistamos, va cambiando. El pasado lunes usó sus redes sociales para escribir lo siguiente: “¿Qué espera el Gobierno para hacer como hizo la UE que demandó a Astra Zeneca por incumplimiento? ¿Sigman tiene protección a pesar de las muertes que hay por no haber entregado las vacunas? Ojalá actúen”, posteó.
La respuesta llegó horas después y sin que haya mediado la judicialización: el gobierno anunció que el laboratorio remitirá al país un total de 3.960.000 dosis en cuatro embarques previstos para los días 17, 19, 24 y 31 de mayo. Se trata de la vacuna de Oxford/AstraZeneca, cuyo componente activo se fabricó en la Argentina en el laboratorio Abxience de Hugo Sigman, la persona a la que Romero entendía como blanco de “protección”. La venida de las 4 millones de dosis fue confirmada por las autoridades de AstraZeneca ayer por la mañana.
Es cierto que hubo demoras en la entrega y que la mismas pueden responder también a especulaciones. No obstante, el senador salteño se refiere al asunto omitiendo los problemas que la pandemia genera en todo el mundo. Hay que recordar que la estrategia de La Casa Rosada con respecto a las vacunas fueron dos: apostar a la rusa cuando ningún país la había autorizado y la oposición denunciaba que se quería envenenar a los argentinos; y apostar a la fabricación de la parte esencial de la vacuna en la Argentina.
Lo último se concretó con un contrato en noviembre de 2020 entre el grupo Insud, de Sigman, el laboratorio AstraZeneca, con sede en Cambridge, y el laboratorio Liomont de México. El acuerdo incluyó dos ingredientes: que se trata de la vacuna más barata del mundo y que la producción se distribuiría en toda América Latina. Para medios como Página 12, esto último empieza a dar frutos, aunque en forma tardía. La razón del atraso, se especifica, obedeció a un atraso en el laboratorio mexicano debido a la falta de filtros norteamericanos y un triple control de calidad que se realizó a partir de muestras y cultivos que tardaron mucho. De allí que las dosis que llegaran en mayo, deberían haber llegado a fines de marzo.