CUARTO habló con el diputado nacional a 15 días de las internas de la UCR salteña. Impulsor de la candidatura a presidente del tartagalense Mario Mimessi, Nanni asegura que son parte de un espacio que le devolvió centralidad política al partido desde el interior.
Miguel Nanni juega a fondo con la candidatura de Mario Mimessi, el taratagalense que desde el año 2015 protagonizó éxitos electorales en un norte provincial históricamente asociado al peronismo. Nanni evita decirlo abiertamente pero sus gestos y tonos de voz dejan ver que está convencido que él y el propio Mimessi, personalizan una etapa partidaria en donde los resultados electorales dejaron de computarse negativamente. Lo que sí dice sin rodeos es que tal revitalización partidaria comenzó con dirigentes que provienen del interior y que para consolidar la tendencia, otro exitoso dirigente del interior debe imponerse a dirigentes capitalinos que personalizan años de un radicalismo sumido en la intrascendencia electoral
De ello conversó CUARTO con el diputado nacional en una charla que empezó cuando le relatamos que en el programa “Cara a Cara” que se emite los días jueves, quien encabeza la lista opositora – Luis Zavaleta – planteó que desea conducir el partido para “revitalizarlo”. Miguel Nanni escucha, hace un gesto de asombro y responde.
M.N: “En el 2013 hubo un punto de inflexión. El radicalismo en los últimos 20 años era un partido que había desaparecido de la faz de la provincia; no teníamos representación política, no teníamos representación institucional, no teníamos autoridades, no teníamos democracia interna, vivíamos de intervención en intervención. En el 2013 cuando llegamos, hicimos una autocrítica muy fuerte y nos propusimos renovar nuestra fuerza y la renovamos a través de los jóvenes. Esa renovación dio sus frutos: muchos jóvenes pudimos llegar a cargos electivos. Es decir que después de 20 años, logramos conectar nuestro discurso con la gente. No sé cómo la oposición va a revitalizar un partido que ellos permitieron que se intervenga. Fueron ellos los que permitieron que el radicalismo sea la moneda de cambio del justicialismo, los que hicieron que el partido sea el partido del 1% de los votos.
Cuando veo lo que hicimos, por supuesto que me hubiese gustado hacer mucho más pero veo que hubo en primer lugar un crecimiento institucional: la democracia interna en nuestro partido está consolidada. Después hubo un crecimiento político porque el partido tiene voz cuando discutimos las grandes cosas como el presupuesto, la Corte de Justicia y tantas otras. Y obviamente hubo un crecimiento electoral. De hecho hace 20 años que no teníamos un diputado nacional; volvimos la “A”. Ahora tenemos más de 20 concejales, tenemos senadores, diputados, un intendente. Creo que ese es el camino.
Otro dirigente que está en la oposición – Rubén Correa – se mostró de acuerdo con el hecho de que había mejores resultados electorales, pero asegura que hay menos afiliados. ¿Es verdad?
No hay que ver la política en blanco y negro. No es lo mismo la política de 1980 cuando los partidos eran la flor de la democracia; a los partidos políticos y a la sociedad que tenemos hoy. Creo que lo mejor que podemos hacer es actualizarnos, ver la política a color y en HD. Eso significa que no podemos mirarnos el ombligo y hablar únicamente del radicalismo, sino que tenemos que hablar del radicalismo como trampolín para acceder a la administración de la provincia y desde allí impulsar las transformaciones que Salta necesita. Entonces, ¿de qué sirve una fuerza concentrada en los afiliados si después no ganás ni una sola elección? No le sirve a nadie. Ni a los radicales ni a la gente. En definitiva los dirigentes que emanan de las fuerzas políticas son las herramientas de cambio. Si nosotros no nos ofrecemos como herramientas de cambio en la sociedad, no tiene sentido que afiliemos una persona o diez mil personas.
El crecimiento de un partido se mide también por la cantidad de cuadros políticos que genera un proceso, ¿Usted cree que en este periodo que encabezó hay cuadros políticos que pueden aspirar a cargos importantes?
Evidentemente a la provincia le cuesta generar renovación, generar recambio. De hecho vos fíjate que a nosotros nos exigen cosas que a la sociedad o a la política en general no se la exigen. Salta ha sido gobernada los últimos años por dos familias. La democracia en Salta puede reducirse a dos apellidos. A Salta evidentemente le ha costado salir de ese esquema y hoy en nuestra fuerza tenés por ejemplo en el norte a una persona como Mimessi, que está a punto de dar la enorme batalla de volver a tener una intendencia en el municipio más grande de Salta después de la Capital. Me parece que es un cuadrazo político. O acá mismo en Salta lo tenés a Héctor Chibán, que con su vehemencia y sus cosas, ha marcado posturas serias y severas a la política.
Me da mucha gracia cuando reclaman falta de apertura en el radicalismo y creo que la ausencia que tuvieron en los últimos años hace que les falle la conciencia. Si hay una fuerza política que ha mostrado apertura ha sido la nuestra. En el 2015, cuando fui candidato a gobernador, lo hicimos a través de la coalición; en el 2017, cuando accedimos a las bancas más importantes que hoy tenemos, lo hicimos también a través de una coalición que el radicalismo encabezó y ese encabezamiento no fue desde una mesa de café o del reclamo sino a través de las urnas; le ganamos las PASO al romerismo y a Bettina Romero. Vos fijate que los referentes que tenemos, Raúl Córdoba, Tito Tonda, Roque Rueda, son gente que ingresó hace muy poco al radicalismo; entonces cuando me dicen que es un partido a puertas cerradas, no sé qué puerta está cerrada.
También la grandeza de un partido se mide por el anhelo de sus dirigentes por los grandes cargos y proyectos. Eso se perdió en algún momento entre los radicales salteños. ¿El sector del que usted forma parte se propone recuperar esa especie de mística para ir por las grandes cosas? ¿Cuáles serán los desafíos concretos, inmediatos, en el futuro próximo?
El desafío más inmediato es seguir creciendo. Esa mística de la que hablás la estamos recuperando. De hecho yo siento que este crecimiento que no puede parar, nos va a poner con grandes posibilidades en el 2019. Eso hay que hacer. No queremos grandes posibilidades en el 2019 para satisfacer apetencias personales; sino para que justamente un color político, una generación distinta, un sector social distinto de la sociedad gobierne Salta. Eso es lo que está faltando.
¿Ve posibilidades de ese tipo sin alianzas de algún tipo con sectores del peronismo?
Solos tenemos una gran base, pero con eso no alcanza. Esto tiene que quedar bien claro: el radicalismo solo no puede. Necesitamos rediscutir un esquema de alianza en la provincia y una gran posibilidad puede ser Cambiemos, pero también tengo que agregar que no es la única coalición posible.
¿Ustedes aspiran a ponerle dirección política e ideológica a una coalición electoral y eventualmente a una coalición de gobierno? Porque eso también ha perdido el radicalismo, no solo en la provincia sino también a nivel nacional…
Es que de eso se trata. Y eso no lo tenemos que ganar a través del reclamo, lo tenemos que ganar a través del trabajo, del compromiso, de estar en las calles. Yo veo que si hay un paradigma que ha cambiado esta generación partidaria, ese paradigma es el del crecimiento. Vos antes tenías dirigentes que se encerraban en cuatro paredes y discutían si eran más o menos radicales que el contendiente que tenían adentro.
El paradigma que tenemos nosotros es poner esta herramienta de cambio en la calle, creo que eso nos diferencia profundamente de los que hoy circunstancialmente son nuestros rivales. La gente lo ve. Somos la renovación, somos la sangre nueva o el aire que va a refrescar la política partidaria. Estoy seguro que eso nos va a servir para poder comandar cualquier coalición.
¿Por qué un radical debería votar a Mario Mimessi y no a Luis Zavaleta?
Porque somos la generación que cambió el radicalismo, pero sobre todo somos la generación que quiere cambiar Salta. Nuestro anhelo no es presidir el radicalismo, nuestro anhelo es hacer lo que estamos haciendo. Yo me pude referenciar en Cafayate, ganando una banca y llegando después al Congreso nacional; Mimessi ganando San Martín compitiéndole mano a mano al justicialismo. No creo en esos dirigentes resignados ante la potencia del justicialismo; creo que hay que ir por la gente osada, valiente, que se la juega. En definitiva para eso es la política.

¿Ustedes representan de alguna manera el interior contra una dirigencia capitalina que fracasó en política?
Comparto esa visión. Yo en cuatro años tengo para exhibir que hemos ganado una banca a senador, que con mucho esfuerzo y sacrificio pudimos llegar hasta el Congreso de la Nación; que dos veces pude presidir el partido que amo. Yo tengo para exhibir en cuatro años ese currículum y hay gente que en treinta años lo único que pueden exhibir son profundas contradicciones y derrotas. Digo, no es que uno esté condenado al éxito, pero vos cuando por treinta años te presentás y te presentás y la gente no te elige… bueno evidentemente sería bueno que acompañes y que ayudes a quienes las cosas le han salido más o menos bien.
Yo valoro la militancia, la permanencia, pero en política necesitás coherencia. Ahora veo dirigentes que antes estaban en contra de Cambiemos y hoy por hoy están a favor pero a la vez plantean que hay que salirse de Cambiemos. Yo no los entiendo. Pero si yo no los entiendo, menos la gente; por eso no hemos podido lamentablemente ser aceptados por la sociedad.
Es gracioso que ahora todos ellos quieran ser presidentes del partido, aunque eso muestra que lo ven muy bien porque hasta hace cinco años algunos de los que hoy se candidatean pertenecían a listas de candidatos de otras fuerzas o bien estaban completamente desaparecidos.