A través de una carta, el jefe del Servicio de Obstetricia criticó al gobernador Gerardo Morales. Continúan las repercusiones.
“El servicio especializado en la materia desaconsejó la interrupción del embarazo, por cuanto el feto, de a cuerdo a su edad gestacional, tenía altísimo riesgo de morir en caso de ser separado del seno materno. Hubo una innecesaria colocación en riesgo y posterior fallecimiento de un prematuro inmaduro”.
A través de una carta, Gustavo Briones, jefe del Servicio de Obstetricia del Hospital Materno de Jujuy donde obligaron a una nena de 12 años violada realizarse una cesárea, presentó su renuncia al cargo. En el texto lanzó duras críticas al gobernador Gerardo Morales por “desatender la opinión profesional” y desoír “los avales científicos de la materia y del caso en particular”.
Briones aseguró que “el criterio médico expresado no constituyó la adopción de ninguna política en relación a la libertad de las personas, sino que respondió exclusivamente a los valores científicos que rigen a la práctica” ya que “un feto con peso inferior a los 1.000 gramos y con edad gestacional menor a 27,6 semanas, se denomina prematuro inmaduro y goza de bajísimas expectativas de sobre vida”.
El caso en cuestión continúa en el ojo de la tormenta luego de que profesionales de la salud pública y enérgicos grupos autodenominados “pro-vida” postergaran y, por consiguiente, negaran el ejercicio del derecho a la Interrupción Legal del Embarazo contempladas por ley.
