Un medio nacional asegura que el senador fue designado por el nuevo jefe de Gabinete de Milei para que encabezara la estrategia que derivó en el triunfo libertario a última hora de este miércoles.
Luego de ser señalado por un medio nacional como un aliado de Victoria Villarruel, otra web informativa porteña habla de Juan Carlos Romero como una pieza fundamental para el progreso libertario en el Senado de la Nación.
La Política Online aseguró este miércoles que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, «corrió a los libertarios, empoderó a Romero y consiguió el dictamen» de la Ley Bases.
«Guillermo Francos empoderó este miércoles al salteño Juan Carlos Romero, ante la ineficacia del presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala, y el jefe de la bancada libertaria, Ezequiel Atauche, para conseguir las firmas del dictamen de la ley ómnibus», comienza el artículo.
«Si bien el plenario de comisiones había terminado sin que La Libertad Avanza pudiera festejar la obtención de un despacho de mayoría con ese proyecto, el titular del bloque Cambio Federal logró imponer su criterio: circular el expediente con las modificaciones aceptadas por el gobierno bajo el propósito de cosechar las voluntades que faltaban. Aún así, las dificultades políticas del oficialismo obligaron al Jefe de Gabinete a visitar de urgencia la Cámara Alta, después que Abdala y Atauche sacaran un nuevo cuarto intermedio esta tarde», siguió.
El medio aseguró que «en una frenética negociación» con Romero, el correntino Carlos «Camau» Espínola, la larretista Guadalupe Tagliaferri, el radical Pablo Blanco y el santacruceño José María Carambia, Francos «pudo torcer las voluntades de los reticentes».
«Mientras todavía estaban reunidos en el despacho de la vicepresidenta Victoria Villarruel, el repentino acuerdo cobró estado público pero en los pasillos del Congreso no podían explicar qué había cambiado para que los aliados que retacearon su apoyo se avinieran a refrendar el proyecto del oficialismo», agregó.
«La maniobra de Francos y Romero atendía al reglamento interno de la Cámara Alta, donde un dictamen se puede firmar después que termina el debate en comisión. De hecho, fue lo que ocurrió con el pliego del embajador argentino en Israel, Axel Wahnish, que no cosechó suficientes apoyos durante la reunión de la comisión de Acuerdos y requirió de negociaciones de la canciller Diana Mondino con el senador Martín Lousteau para que su nombre llegara al recinto», explicó.
«Con esa táctica en mente, el salteño propuso ya la semana pasada que el oficialismo ‘circulara al menos un papel con el texto modificado o el dictamen de paquete fiscal’ para empezar a recoger firmas pero la Casa Rosada declinó su idea. ‘Si no hacés eso, los aliados te van a tener con cambios hasta noviembre y te van a cagar’, le explicaba un operador experimentado a Atauche el último miércoles, antes que pasara abruptamente a cuarto intermedio», relató.
«Durante todo el fin de semana, Romero insistió con la necesidad de agitar el dictamen de paquete fiscal, que juntaría las voluntades necesarias para tratarse en sesión, para exponer a los que no firman el de la ley ómnibus. ‘¡Decile que tiene que mostrar un avance con uno de los dos dictámenes si quiere sacar alguna ley!’, le reprochaba apretando los dientes a Atauche, que hablaba con ‘un funcionario’ del Poder Ejecutivo que le ‘prohibía’ circular los proyectos si los opositores no apoyaban», agregó.
Este martes, Francos llamó a Romero y le dijo: «Si me asegurás que la ley avanza separando los dictámenes, vamos para adelante». Con luz verde, el ex gobernador asumió abiertamente su rol como arquitecto de mayorías otra vez, como lo hiciera en la primera sesión con Villarruel en funciones. Fuentes parlamentarias refirieron a LPO que, durante el almuerzo del miércoles, Abdala y Atauche comunicaron a Romero su subordinación.