El nuevo libro del historiador y periodista analiza el Poder en Salta a partir del papel de Ángel Torres y Juan Pablo Rodríguez durante las gestiones de J.C Romero y J.M Urtubey. En esta entrevista, el autor habla del trabajo. (Federico Anzardi)
El autor adelantó que el trabajo ya está a la venta en una librería salteña, que pronto estará en otras de la ciudad y que también estará disponible para la compra online. La presentación será el miércoles 28 de abril a las 19 horas en el Centro Cultural América, sito en Mitre 23.
En esta entrevista, Ávalos reflexiona sobre los alcances del poder en la provincia. «El oficio del operador político en Salta» muestra el trabajo subterráneo de la política que los ciudadanos no vemos. Los arreglos, el lobby, las guerras internas. Algunos hasta catalogan a los operadores como “el poder en las sombras”. ¿Pero es así realmente? ¿Qué es exactamente un operador político?
«La socióloga Mariana Gené dice que el operador supone la ‘política con minúsculas’: no para subestimarlo, sino para recordar que mientras el líder se presenta como portador de promesas de futuro que busca el favor de los votantes, el operador acondiciona el terreno para ir en busca de ese favor», dice Ávalos. «Y ya con el líder en el poder, trabaja para lograr acuerdos de gobernabilidad, destrabar conflictos, neutralizar ataques o identificar oportunidades políticas», completa.
Ávalos señala que la relación entre operadores y dirigentes o aspirantes a serlo «atraviesa a la derecha, a la izquierda, a socialdemócratas o populistas». «¿Por qué? Porque el operador es parte sistémica de la política moderna. Es fácil confirmarlo: elegí cualquier gobierno nacional o provincial, el que más te simpatice o el que menos te guste, y en todos encontrarás operadores», explica.
Este nuevo libro encuentra a Daniel Ávalos al frente de cuarto.com.ar, un portal de noticias sobre Salta que posee una cualidad que quizás sea única en el ámbito periodístico salteño: es una web interesada en los entretelones de la política. Artículos que a veces parecieran ser de disfrute completo para aquellos a quienes Ávalos estudia en esta obra. Los que están detrás, los que les interesa el ajedrez político, los que analizan los detalles. Desde una declaración inesperada de un legislador a una fotografía que dispara suspicacias.
En el libro, Ávalos resume esta actividad subterránea en las carreras de Torres y Rodríguez, que juntos sumaron más de veinte años detrás de los gobiernos en Salta. Torres pasó doce años con Romero, del 95 al 2007, y Rodríguez llegó en 2009 a la gestión de Urtubey, que finalizó en 2015.
“Que hayan trabajado para esos gobernantes los convertía para mí en una posibilidad metodológica: insertando sus trayectorias en el contexto político al que ayudaron a formatear me permitía bucear en las lógicas del poder en una provincia donde casi todo parece depender de la voluntad de las cúpulas”, cuenta el autor. “De allí que mi trabajo no busca ser una impugnación más de las muchas que realicé en cientos de editoriales e informes periodísticos que escribí semanalmente entre el año 2005 y el 2019”, aclara.
Según cuenta el propio Ávalos, el libro busca indagar en una franja del poder (“si vos querés, palaciego”) en donde las internas feroces y las luchas entre bloques existen y donde actúan personas dispuestas a dar esas batallas. “Quise narrar e intentar entender esos procesos tal como se pretende en todos lados, aunque en Salta hay poco y nada al respecto. Explicar esa ausencia sería largo, pero no descarto que también se relacione con cierto complejo provinciano: creer que todo lo interesante pasa en el centro del país; o que el descontento con la política local convenza a muchos de que ese análisis es un ejercicio inconducente. Yo creo que no. Que se trata de un ejercicio necesario independientemente de las valoraciones ideológicas y políticas que tengamos de los involucrados. Además, soy salteño y me interesa comprender más mi realidad y tratar de compartir esa visión de las cosas con otros salteños y salteñas”, dice.
Torres y Rodríguez representan esas luchas y resumen ese análisis. Ávalos lo ejemplifica con hechos concretos. Recuerda que en 2013 Torres logró encauzar una elección legislativa que parecía condenar a Romero. El operador elaboró una estrategia que contrarrestó el ataque de Urtubey y consiguió que el actual senador nacional recolectara muchos más votos de lo que se esperaba. “No fue magia”, dice hoy el periodista.
Luego, Ávalos recuerda cómo Rodríguez, formado en Comunicación, lidero el trabajo de arrebatarle a El Tribuno (y por ende al romerismo) el monopolio de la agenda mediática salteña. “En ese tiempo la mayoría de los medios hablaban según lo publicado por El Tribuno. No importaba que un medio criticara el tratamiento que el diario hacía de un asunto, porque finalmente todos hablaban según lo publicado allí”, cuenta este Licenciado en Historia de la UNSa, autor de otros cuatro libros.
“Rodríguez asumió la tarea, en persona o a partir de terceros, de vincularse con otros medios para decir que no había drama con las líneas editoriales, siempre y cuando la misma no reprodujera la de El Tribuno. Claro que el despliegue general incluía lo punitivo. De hecho, al medio en el que yo trabajaba entonces, Cuarto Poder, se le retiró la pauta por un tiempo y no porque reprodujéramos la agenda de El Tribuno. Se fue forjando otra agenda que en más de una ocasión tenía como materia prima información que provenía de la oficina de Rodríguez, aunque él insista en negarlo. El Diario Chiquito fue importante en ese tiempo y también los portales online que empezaron a surgir. La estrategia fue exitosa: el gobierno de Urtubey logró arrebatarle el monopolio de la agenda a El Tribuno y forjó una propia. Creo que el caso La Ciénaga es el momento culmine de ello. Ocurrió en el 2010 y la fecha indica que ciertas tareas consumen tiempo, incluyen presiones, destrezas, intrigas, forjamiento de vínculos y mucho trabajo”, detalla.
El libro muestra cómo Torres y Rodríguez fueron protagonistas de un juego que entendieron muy bien. «Ambos llegaron igual de lejos: manos derechas de dos gobernadores que administraron doce años la provincia y buscaron protagonismo nacional», detalla su autor. Sin embargo, esto no significa que hayan manejado a esos gobernadores. «Algunos operadores podrán tener más influencia que otros en el diseño de la estrategia general del gobernante, pero el jefe es el jefe”, dice Ávalos, y aclara: “La frase ‘el que gana conduce y el que pierde acompaña’ es mucho más que un eslogan entre justicialistas. Sintetiza una determinada forma de ejercicio del poder. Si no hubieran estado Torres o Rodríguez durante los gobiernos de Romero y Urtubey, ese rol lo hubieran ocupado otros. Su habilidad es haber ocupado esos lugares”.
Salta, que tuvo otros operadores históricos, como Daniel Isa o Julio Mera Figueroa, también se explica a través de esta mirada detrás de los cortinados que hace Ávalos. «Si elegí a Torres y Rodríguez fue por criterios de factibilidad: protagonizaron una época que viví con plena conciencia política, había testimonios y documentos que podía utilizar, mi rol de director de un medio me cruzó con ellos y los pude entrevistar. Eso garantiza que mi trabajo sea una primera aproximación a esa variable de la política para quienes se interesan por el tema. Si en Salta se repite lo que está ocurriendo con la literatura política del país, esos pliegues de la política salteña tendrán la atención hasta de la academia salteña en no mucho tiempo», dice.
¿Y hoy? ¿Quién es el hombre fuerte de Gustavo Sáenz? ¿Es alguien poco conocido? ¿Tiene el mismo peso que tuvieron Torres y Rodríguez en su momento? “Eso merece otro título”, responde Ávalos, y contesta: “La pandemia”. Cuenta que el coronavirus trastocó todo. “Estoy seguro que la idea de gobernabilidad y proyección política a futuro quedó entre paréntesis y no sé si ese paréntesis será algo episódico o definitivo”, analiza. “También entiendo que adquirieron notoriedad protagonistas que sin pandemia no la tendrían, pero que los gobiernos no pueden desconocer. Ejemplos: en CABA el ministro de Salud, Fernán Quiros, podría aspirar a una candidatura que nunca imaginó. En Salta ocurre lo mismo con el ministro de Salud, Juan Esteban. Algo que (me dicen) el ministro siempre deseó, pero que resultaba impensable en una situación normal. Si a lo producido por el drama que vivimos le sumás que las figuras del gobierno evidencian límites indisimulables, el ministro que asumió durante lo peor de la pandemia en Salta tiene chances de ser candidato aun cuando designó familiares y vacunó indebidamente a funcionarios”, explica.
Para Ávalos el actual contexto no permite – al menos por ahora – analizar esos aspectos de la política de la misma manera que en las gestiones anteriores. Pero da algunas pistas: “Sí creo que hay una persona de enorme cercanía y confianza del gobernador. Que lo acompaña desde sus inicios en gestiones políticas de todo tipo y en campañas electorales claves en la carrera de Gustavo Sáenz. Es Nicolás Demitrópulos. También cultiva el perfil bajo, evidentemente carece de pretensiones electorales y se entrega a resguardar al gobernador y al proyecto al que seguramente conoce con mucho más detalle que el resto. Algunos lo atribuyen al largo vínculo amistoso que une a ambos. Creo que los que piensan así se equivocan. La política argentina muestra muchos casos de relaciones amistosas que incluyen sólidos vínculos políticos que siempre suponen comunión de objetivos, coincidencia en cuanto al modo de hacer un camino para cumplirlos y la destreza que alguien pone al servicio del amigo, que también es el jefe”.
Hoy el libro puede adquirirse en la Librería “Doce Letras Libros”, Caseros 876. Teléfono 0387 – 4220975. Mail: doceletras@outlook.com; Whatsapp: 3875999921. Tras la presentación, se podrá adquirirlo de manera online.
