La cocaína es el producto más promocionado del negocio de narcotráfico y se fabrica en tres países de la región andina: Colombia, Perú y Bolivia. En lo que a Argentina se refiere, Bolivia es su proveedor más frecuente.
Un informe publicado hoy por el diario Clarín detalla puntos clave de ese negocio. Uno de ellos precisa que en la frontera argentino-boliviana, el kilo de cocaína cotiza a unos 1.500 dólares y con sólo acercarla al conurbano bonaerense, el precio se cuadriplica. “Ante semejante margen de ganancia, la droga entra al país como sea: a pie, escondida en camiones o dentro de avionetas que arrojan su carga a los montes desde el aire o aterrizan en pistas clandestinas de Salta o Santiago del Estero”, precisa el informe.
El boom del tráfico a gran escala en el NOA tampoco responde a motivos sofisticados, sino al simple hecho de que el NOA y principalmente la frontera salteña es una zona donde los límites geopolíticos son más virtuales que otra cosa. “Un ejemplo: la Justicia descubrió que Delfín Castedo -capo narco actualmente detenido- poseía 28.000 hectáreas en Salvador Mazza ( Salta), linderas a otras 30.000 que manejaba su hermana en el lado boliviano. Los separaba una tranquera. Tan sencillo como eso”, se enfatiza.
Esa porosidad, tantas veces denunciada, también funciona en sentido inverso (de Argentina hacia Bolivia) si se habla de precursores químicos imprescindibles para cocinar la pasta base de cocaína. “La inmensa mayoría está prohibida en Bolivia, mientras que Argentina tiene una gran industria química de la que se nutren las bandas a través de laboratorios truchos”, remarca el artículo que recuerda también que aun cuando Bolivia es el productor de hoja de coca que está más cerca de nuestro país, ello no quiere decir que Perú y Colombia no tallen en este negocio, cuya logística de transporte casi siempre está en manos de argentinos.
Los especialistas en narcotráfico sostienen que hoy la pasta base peruana llega a Bolivia para ser cristalizada por cocineros bolivianos que fueron entrenados por sus pares colombianos que hace unos 10 años bajaron a enseñarles las claves para mejorar el producto. Si bien Colombia es el productor número uno de cocaína, esta no suele llegar al mercado argentino debido a que las rutas del norte del continente son más rentables que bajar la mercadería para luego colocarla en Europa o Estados Unidos.
