Si a los gobernadores ya les preocupaba que el candidato libertario proponga terminar con las transferencias de dinero que nación debe realizar a las provincias, el desordenado e incompresible ejemplo que dio ahora los debe haber espantado.
Difícil no sentir el frío que generan las declaraciones de bajo vuelo en materia económica que realiza Javier Milei. Son siempre las mismas – ajustar a todos los sectores – pero la monotonía se rompe para mal cuando trata de pincelarlas con ejemplos.
Ahora volvió a ocurrir con el tema coparticipación. Como se recordará, el libertario quiere eliminar la coparticipación: es decir los montos que el gobierno de impuestos que centraliza el gobierno nacional y que debe transferir – por ley – a las provincias. Consultado al respecto por el canal de noticias TN, Milei insistió en la idea y quiso darle fuerza a la propuesta echando mano a un ejemplo que generó el repudio generalizado.
“A ver… y, pero, digamos, y qué, digamos, o sea, ¿a usted le parece que es, digamos, o sea, un equilibro realizable?. Suponga que usted tiene una, digamos, o sea, usted tiene una hija y de repente hay alguien que tiene una adicción a tener violación a mujeres, o sea, y su hija es víctima, entonces, ¿qué va a decir?”. Al desordenado e incomprensible lenguaje le siguió una rematada igual de confusa: “Y no, bueno, pero es una solución más radicalizada. No. Hay que terminar. Hay que terminar. Hay que terminar con el sistema de coparticipación. Hay que barrerlo. Hay que terminar con esto”.
