Referentes de cinco comunidades originarias del municipio de Morillo en el departamento Rivadavia se presentaron ante la comisaría del lugar para exigir un compromiso que no llega.
Representantes de las comunidades Chañar, Primavera, La Cortada, 50 Hectáreas y Misión Katam solicitaron más operativos de seguridad y control sobre la venta de alcohol etílico a chicos indígenas de entre 11 y 12 años que víctimas de adicciones adquieren ese producto que es el más barato. Con respecto a las naftas que es inhalada, los referentes precisaron que si bien existe una sola estación de servicio hay negocios de comestibles que también la venden y de allí que los menores la consigan con facilidad.
Roberto Arias, de la comunidad Chañar 2, declaró a la sección local del diario Página 12 que acercarán sus inquietudes al intendente Gerardo Atta Gerala a quien acusan de inacción para regular la venta del combustible en cualquier almacén. «La gente criolla habla de que somos responsables porque somos los padres. Pero nosotros no les damos plata a los chicos que en realidad roban y venden, o se esconden por ahí y amanecen en cualquier lado porque no hay seguridad”. Como ejemplo, indicó que a veces niños y niñas de las comunidades “salen a comprar el pan y no vuelven más”.
Arias recordó que “también hubo muertes” a raíz de los problemas que acarrea el consumo entre los jóvenes “porque se ‘machan’ y después buscan violencia”. El referente aseguró que desde 2017 hubo una quincena de fallecimientos a causa de esta problemática social que afrontan las comunidades indígenas frente al crecimiento de las adicciones. E incluso contó el caso de una mujer desaparecida.
Además, calculó que entre 100 y 150 chicos y chicas menores de 18 se encuentran en esta situación de consumo que muchas veces se origina en su pre adolescencia a los 10 u 11 años. “Se han puesto rebeldes. Andan con machetes, armas blancas, entonces no podés salir. Y si mandás a un chico a comprar vuelve sin la plata”, describió.
