La Cámara Federal de Apelaciones confirmó la prisión preventiva de siete de los ocho imputados.
Como ya lo informamos oportunamente, la investigación se originó en la denuncia de la madre de una adolescente a quien le llamó la atención el nuevo celular de su hija. Al revisarlo, encontró mensajes extraños que la llevaron a realizar la denuncia.
Primero se supo de dos víctimas, ambas hijas de la denunciante. Por los mensajes se pudo conocer que la explotación era sobre la adolescente de 16 años, pero que también se había manifestado su intención de captar a la hermana de 12 años. Luego empezaron a aparecer más víctimas y se aseguró que un compañero de colegio era quien suministraba información de las jóvenes al tratante: un remisero que les prometía dinero para que mantuvieran relaciones sexuales con otros hombres y luego las amenazaba con exponer esta situación ante sus padres.
“En la continuidad de la investigación se fueron identificando más víctimas. En estos casos la captación se hacía de una chica a otra, que se pasaban la información de boca en boca”, destaca en su edición de hoy la sección local del diario Página 12. “Aún se espera que se tomen declaraciones en Cámara Gesell a cada una de las víctimas para colectar más datos para la causa”, agrego el mismo medio.
Las defensas de algunos acusados que tuvieron encuentros sexuales con las niñas y adolescentes sostienen que sus defendidos desconocían que fueran menores de edad. Para la investigación esa versión es falsa en tanto los rasgos de las menores evidenciaban esa condición. “Los primeros datos oficiales que se conocieron indicaban que existía una tabulación de precios por quienes querían acceder a encuentros sexuales con las niñas y adolescentes. Existía, por ejemplo, una tarifa mayor si las chicas eran vírgenes”, informó el medio citado.


