Se trata de Carlos Manzur, al que todos reconocían una pasión radical adquirida en hogar de boinas blancas. Estuvo en el acto de Inés Liendo y Beto Castillo, macristas de pura cepa respaldados por el romerismo.
No descubrimos nada si decimos que las lealtades partidarias están en crisis, pero que algunos referentes resistieran estoicamente la borocotización política era toda una rareza. Los radicales de Orán tenían un ejemplo casi épico: el de Carlos “Tucán” Manzur. Es cierto que nadie lo identificaba como un jefe de primera línea en el aparato radical de esa ciudad del norte, pero no es menos cierto que todos valoraban su inquebrantable pasión radical y lo consideraban inmune a la posibilidad cambiar de lealtad partidaria con la desvergonzada liviandad que caracteriza a los políticos de hoy.
La vieja leyenda oranense comenzó a perecer cuando el “Tucán” apareció en el lanzamiento de la lista de diputados nacionales por Juntos por el Cambio que encabeza Inés Liendo y secunda Alberto Castillo. La primera una salteña que creció en el porteño barrio de Recoleta, el segundo un cordobés con raíces catamarqueñas e inversiones políticas en Salta; ambos dirigentes PRO “línea fundadora” e impulsores de la candidatura presidencial de Rodríguez Larreta: un porteñocéntrico que poco tiene que ver con las necesidades del interior profundo que carece de servicios y subsidios de los que sí goza el habitante de CABA. Eso no fue todo. Los presentes en el acto de la semana pasada aseguran que el “Tucán” puso mucha voluntad y codazos para estar bien cerca de Bettina Romero, la jefa natural de la lista liendista.
A la hora de explicar la borocotización del dirigente radical, los correligionarios del norte provincial desenfundaron algunas conjeturas. La más fuerte dice que su jefe en el Ente Regulador de los Servicios Públicos –Carlos “Uluncha” Saravia– le habría bajado la orden de apoyar a la lista dominada por el romerismo de Salta. Tiene sentido. En la última década, la UCR ha desarrollado una profunda vocación de segundo que se traduce en una apacible subordinación a los intereses del partido vecinal porteño que termina administrando la territorialidad del centenario partido a lo largo y ancho del país.
Así termina la historia radical del dirigente que quería replicar en Orán lo que René Mimessi logró en Tartagal durante el 2019: ganar para la UCR la intendencia en una ciudad importante de la provincia. No pudo ser. En las elecciones de mayo quedó en tercer lugar, aunque el 15 por ciento cosechado con el apoyo de Miguel Nanni ahora buscará ponerse al servicio de la lista del PRO apoyada por el romerismo que busca arrebatar a la UCR de Salta la representación parlamentaria nacional.