Una millonaria deuda de la obra social con las clínicas privadas de la provincia dejó a decenas de miles de personas sin acceso a la salud. Las autoridades advierten sobre el inminente colapso del sistema público.
En Salta, más de 30.000 afiliados al PAMI se encuentran sin atención médica debido a una multimillonaria deuda que la obra social mantiene con las clínicas privadas desde febrero de este año. Según denunció Luis Sorayre, presidente de la Asociación de Clínicas del Interior de Salta (ACIDSAL), el PAMI adeuda millones de pesos a los prestadores médicos, lo que ha obligado a suspender numerosas prestaciones.
En declaraciones a Radio Salta, Sorayre explicó que la situación se agravó tras recibir un comunicado desde la Unidad de Gestión del PAMI en Buenos Aires, ordenando no liquidar los montos facturados en abril. «Nos informaron por mail que no se pagarían los servicios brindados ese mes», afirmó. Ante la falta de pago, muchos profesionales y centros asistenciales decidieron restringir las prestaciones para evitar endeudarse aún más con las clínicas.
La crisis financiera ha provocado la reprogramación de cirugías y la suspensión de numerosos tratamientos, ya que los prestadores se niegan a seguir trabajando sin percibir sus honorarios. «Nadie trabaja para no cobrar», expresó Sorayre, advirtiendo que la situación repercute directamente en la asistencia que pueden brindar a los afiliados del PAMI.
Mientras tanto, el ministro de Salud Pública de Salta, Federico Mangione, reconoció la grave situación y aseguró que el sistema público de salud se está haciendo cargo de los afiliados al PAMI que no reciben atención en las clínicas privadas. Sin embargo, advirtió que los hospitales públicos «están dando abasto por el momento, pero no se sabe por cuánto tiempo más».
La crisis en la atención médica de los afiliados al PAMI en Salta ha desatado una gran preocupación entre las autoridades provinciales y los propios beneficiarios. Las clínicas privadas exigen una solución urgente al conflicto con la obra social, mientras el sistema público de salud se prepara para afrontar un posible colapso si la situación no se resuelve en el corto plazo.