Publicamos la carta que Beatriz Aparicio – madre del joven asesinado en la puerta del boliche hace 7 años – dirigiera a CUARTO. La misiva refresca su insondable dolor e incansable lucha por justicia.
El cierre fue lamentado por quienes concurrían al lugar y por quienes asociaban el final de ese boliche con la crisis económica imperante. Este medio trata de reflejarlo con una nota que, publicada el 4 de diciembre pasado, tuvo gran repercusión, aunque para Beatriz Aparicio significó algo muy distinto: el cierre del lugar en donde el 10 de mayo del año 2011 fue asesinado de una puñalada en el cuello su hijo Maxi, quien por entonces tenía 22 años.
Desde entonces que Beatriz milita en La Comisión de Familiares contra la Impunidad, aun después de que en diciembre del 2012, Diego Armando Terán y Alfredo Gonzalo Aguirre fueran condenados a 15 y 13 años de prisión respectivamente; mientras un menor era recluido en el Hogar Michel Torino. Beatriz Aparicio consideró entonces que las penas eran insuficientes y nunca dejó de insistir en las responsabilidades del boliche, de allí que la noticia sobre su cierre estuviera lejos de ser lamentada por ella.
Ello queda claro en las palabras que nos remitiera y que a continuación reproducimos íntegramente:
“Ya pasaron 7 años de impunidad, ya que aquéllos que tendrían que haber hecho algo, nada hicieron en su momento. Y los que asumieron después, también hicieron oídos sordos a los pedidos de clausura del boliche Skombros.
Reunimos firmas, se presentaron las mismas, se marchó cada viernes en la plaza 9 de Julio, pero sólo le importaba a la familia, amigos y vecinos, gente que se acercaba a conocer nuestro pedido y que siempre nos preguntaban algo que no podíamos responder: ¿porqué sigue abierto? No pudimos responder con certeza y pruebas, pero supimos siempre que tanto políticos como funcionarios eran silenciados con dinero.
Ya pasaron 7 años, nada me va a devolver a mi hijo. Se le prohibió egresar del secundario, tener una familia, ser padre, disfrutar con sus amigos…
Todo aquél que lo conoció se quedó con un poquito de él. Un fanático de River Plate, amante del futbol. Le gustaba la navidad, cada año la esperaba con ansias.
Hoy, aunque no recibí del Estado una respuesta, la justicia divina les llegó, porque todo lo que mal hacen termina algún día. Sólo espero que por el dolor que siento y el de toda mi familia, no vuelva a abrir sus puertas nunca más.
Maxi fue una víctima más para ellos, pero de una vez tienen que pagar, porque le arrebataron la vida. Skombros es tan culpable como el que le clavó el cuchillo, y la sociedad lo sabe. En ese entonces fue mi hijo, pero si siguen sin hacer nada, mañana habrá alguien más, y es lo único que no queremos. Gracias a todos por su apoyo”.
Beatriz Aparicio, mamá de Maxi Zapana
