Bajo la órbita del Museo del Cine y con donaciones de productores, laboratorios y particulares, un investigador viene recopilando viejos films y tandas comerciales. Son más de 1000 negativos originales de los 60 a fines de los 90.
“Son alrededor de 1.000 copias en diferentes formatos, que no fueron proyectados nunca más desde que salieron del aire”, explicó Raúl Manrupe, impulsor del proyecto y curador del material. Tras ser remasterizados, algunos cortos son seleccionados con diversos criterios (temáticos o cronológicos) para su difusión al público. Sin ir más lejos, la semana pasada hubo dos funciones de “Cine Publicitario Recuperado”, con comerciales de todas las épocas “para observar la evolución de la publicidad a través de los años”, explicó Manrupe al diario Clarín.
El proyecto se inició en 2015, a partir de los cortos y avisos archivados en el Museo del Cine, enriquecidos posteriormente con donaciones de laboratorios (Alex, Filming y DiMar) y directores que trabajaron en la industria (Jusid, Marín, Tito Vallaco y Oscar Desplats) y también de particulares.
En el ámbito publicitario, la iniciativa resulta muy atractiva, sobre todo para analizar los cambios abruptos en la construcción de los avisos y su impacto en la sociedad. Manrupe señala que la producción de cortos comerciales, en los 60 y 70, fue una fuente laboral invalorable para artistas y directores de cine en sus inicios o bien en tiempos de dictadura.
Los lazos de la publicidad y los medios tecnológicos son estrechos. En los 60 y hasta mediados de los 80, la TV no era un medio masivo. Y la llegada de las transmisiones a color demoró.
“Cada época —dice Manrupe— tuvo sus rasgos particulares. En los 60, los dibujos animados y las productoras de animación fueron grandes protagonistas. Los 70 fueron marcados por la violencia, por ejemplo, la colonia que mata o tal producto es una bomba. Después, con la dictadura, la publicidad fue más conservadora y familiar”.
Para este experto, la publicidad cambió hacia fines de los 80, con campañas como la de Angelo Paolo (Young & Rubicam) y sobre todo en los 90, con Agulla & Baccetti, que impregnó la creatividad actual. “La generación dorada llegó de la mano del consumo, los shoppings y los hipermercados. Y con la profesionalización del oficio publicitario”, finalizó Tchechenistky.