Los casos del cantante y del salteño que asesinó a su propia abuela muestran las consecuencias de un mal que no distingue edades, clases sociales ni procedencias.
“Que salgan todos de acá, los voy a matar a todos, no quiero que entren a mi casa”, habría dicho Chano durante el brote que sufrió esta semana y que derivó en su internación, producto de un balazo en el abdomen realizado por un policía que hoy se encuentra imputado.
«No me acuerdo nada, no puedo creer que yo esté involucrado en esto», dijo Agustín Morales ayer, durante el juicio en el que está acusado de asesinar a su abuela el año pasado en nuestra ciudad.
Chano y Morales viven presentes distintos pero tienen una cosa en común: cayeron en el oscuro pozo de las adicciones. El llanto de la madre del artista ayer frente a la prensa es uno más que podrían encontrarse en barrios vulnerables y también en residencias exclusivas.
Morales tiene 21 años y está acusado de haber asesinado a su abuela, María Leonor Gine. En su declaración dijo que no recuerda nada respecto al crimen y que no puede creer que haya pruebas contra él. Salta 12 informó que el joven culpó a su adicción a la pasta base de esa falta de recuerdo, y también por la muerte de su abuela.
El domingo pasado, cerca de las 22.50, Marina Charpentier, madre del cantante, llamó al 911 para pedir asistencia policial en la casa del Barrio Parque La Verdad de Exaltación de la Cruz, donde dos equipos médicos intentaban hace casi una hora calmar a su hijo en medio de un episodio de salud mental y derivarlo a un centro para ser tratado por sus problemas de adicción. Infobae aseguró que los tres policías de la Comisaría 2da de la localidad de Parada Robles que se trasladaron al lugar intentaron dialogar sin éxito con el músico, que los enfrentó y amenazó con un cuchillo, tras lo cual uno de los efectivos de la Policía Bonaerense le disparó en el abdomen, hiriéndolo gravemente.
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