Entre los afectados se encuentra una joven que viajaba de urgencia a Buenos Aires para participar del velatorio de su hermano. “El cuerpo no espera”, declaró entre llantos. La nave debía partir a las 14 horas de hoy.
“Alguien puede dar una respuesta”, eran los gritos que retumbaban en el aeropuerto local Martín Miguel de Güemes. Los destinatarios de las quejas eran los impotentes empleados de la línea aérea de bajo costo que suspendió el vuelo que a las 14 horas partía rumbo a Buenos Aires.
Los más de 200 afectados no sólo estallaron en furia por la suspensión, sino también porque la línea aérea les informó que reprogramarían el viaje a sólo 66 pasajeros y que el mismo partiría mañana a las 5 de la mañana.
Entre los varados, se encontraba Jesica quien viajaba a la capital del país para participar del velatorio de su hermano que será enterrado mañana a la mañana. En comunicación con CUARTO, sólo atinó a balbucear entre sollozos la frase “El cuerpo no espera”. Al ser consultada sobre las razones que esgrime la empresa, Jesica enfatizó que “no dan respuestas de ningún tipo”.