La modificación del apellido fue gestionada ante la justicia y con el patrocinio de la defensoría civil.
“En la escuela se burlaban de su apellido. Cada vez que él pasaba a la bandera o debía portar las insignias patrias y en los actos pronunciaban su nombre, todos los chicos se reían”, comentaron allegados a este salteño, mayor de edad que hizo los trámites para modificar su apellido paterno y contó con el patrocinio de la Defensora Oficial Civil N° 9, Ruth Guzmán de Genovese.
“Su apellido estaba relacionado con algo que vulgarmente se usa para ridiculizar a las personas”, publica el medio la Hora de Salta. Y si bien el patronímico del sujeto no trascendió, precisamente para evitar que se siga haciendo burla del mismo, sí se conocieron algunos detalles del proceso que llevó adelante para cambiárselo.
Las burlas fueron una constante en la vida de este salteño. Desde la infancia, pasando por la adolescencia e incluso en la edad adulta, en ámbitos laborales. La idea de realizar el cambio de apellido surgió en terapia, a la que asistía para trabajar su autoestima.
Al contar sólo con el apellido paterno en el registro, se realizaron los trámites necesarios para que se cambiara por el materno para liberarse de “la incidencia negativa en su autoestima y de la generación de altos niveles de angustia”.
La justicia falló a favor, el nombre fue modificado bajo el reconocimiento de que este hombre había sido “objeto de burlas a lo largo de su vida que le produjeron consecuencias en sus relaciones interpersonales, particulares y laborales”.
