Según los números de la Rosada, conseguirían un triunfo ajustado con el apoyo del peronismo de los gobernadores. Ante ello se planean negociaciones personales con quienes aún dudan de dar el voto como se rumorea de Javier David y Andrés Zottos.
El Gobierno de Macri apura la media sanción del Presupuesto 2019 en la Cámara de Diputados, antes que el directorio del FMI discuta la ampliación del crédito a 57.100 millones de dólares y adelantar su desembolso. En ese marco, Cambiemos fijó como fecha tentativa el miércoles 24 de octubre.
Por ahora la Casa Rosada confía en las negociaciones que lleva adelante por fuera del Congreso con los gobernadores peronistas, aunque no todos los puntos en disputa están cerrados. De todos modos, se descarta que en ese esquema el respaldo del interbloque de Argentina Federal que preside el salteño Pablo Kosiner es crucial ante el rechazo anticipado del kirchnerista FpV-PJ, el massista Frente Renovador, el Movimiento Evita, el Frente de Izquierda, el peronismo puntano y algunos monobloques.
En el Gobierno consideran que un triunfo ajustado no sería una buena señal al FMI y los mercados, por lo que avanzarían en una discusión cara a cara con los diputados díscolos que responden a los gobernadores dialoguistas pero que se resisten a acompañar el presupuesto de ajuste. Allí también aparecen dos diputados salteños: Javier David y Andrés Zottos. Éste último ya adelantó que tal como está, el presupuesto es invotable; mientras se rumorea que el primero lo dice en su entorno y tiene como antecedente su rechazo a la reforma previsional de diciembre aun cuando el gobernador había dispuesto que los legisladores por Salta apoyasen la medida.
“El objetivo del Gobierno siempre fue traspasar el escollo de Diputados antes que termine octubre”, enfatizó Página 12 en su edición de hoy. Según el mismo medio, si la Casa Rosada sella el acuerdo con los gobernadores que le garanticen los votos para la media sanción, la estrategia macrista contempla una aprobación a libro cerrado y en una sola votación para evitar abrir la discusión en particular.
De todos modos, desde la bancada alineada con la mayoría de los gobernadores peronistas ya anticiparon que no habrá unanimidad: habrá votos por la aprobación, abstenciones y hasta por el rechazo. “Por eso el oficialismo dirigirá negociaciones cuerpo a cuerpo con ellos para intentar vencer las resistencias o al menos que cambien su voto por el mal menor para el Gobierno: que quienes se proponen votar en contra finalmente se abstengan y a los abstencionistas que lo hagan a favor. El argumento central será que una votación ajustada con una gran resistencia opositora no sería una buena señal para el FMI y los mercados”, enfatiza el medio citado.