Un informe sobre la reacción de las comunidades ante los proyectos de explotación del mineral muestra los impactos sociales de la actividad, pero también lo relegado que se encuentra Salta con respecto a las otras provincias que concentran el recurso.
Todos hablan del “ro del siglo XXI”, pero hasta ahora solo hay dos proyectos en plena operación y en ambos hay comunidades que se oponen. El diario Perfil publicó un largo informe al respecto que muestra también la diferencia de lo que ocurre en Catamarca y Jujuy con respeto a Salta que claramente está relegada.
El proyecto “Fénix” es uno de los proyectos que funciona desde 1997 en el Salar de Hombre Muerto en Catamarca. De allí se extraen entre 19 mil y 21 mil toneladas anuales de carbonato de litio. La explotación está a cargo de Livent, una empresa norteamericana subsidiaria de la compañía FMC Lithium. Ubicada en el noreste de la localidad de Antofagasta de la Sierra, vive allí vive la comunidad de atacameños del altiplano liderada por el Cacique Román Guitián quien acusó que las mineras “compran gente”.
“Hay incentivación del gobierno y de las mineras a los comuneros. Como nosotros no generamos ningún empleo ni tampoco dinero, los comuneros se vieron obligados a negociar con ellos. Son contratados por meses, luego los dejan y los vuelven a contratar. La necesidad les ganó”, relató el cacique atacameño. Guitián sostuvo también que la gente también se fue yendo de la comuna porque fueron amedrentados. “Tuvimos persecuciones, metieron presos a nuestros comuneros de manera arbitraria. La pasamos mal. El fiscal y todos están metidos con el gobierno”, finalizó. Los letrados consultados al respecto destacan un doble incumplimiento desde la gobernación provincial: ausencia de las audiencias públicas obligatorias para la Ley General de Ambiente; y falta de la consulta previa, libre e informada a la comunidad indígena de atacameños del altiplano.
El segundo proyecto está en Salar de Olaroz en Jujuy. Funciona desde 2015 y se extraen 17 mil toneladas anuales de litio. Esta explotación se encuentra en manos de una asociación empresarial en la que los socios comparten riesgos de capital y beneficios según las tasas acordadas: 66,5% de la canadiense Eurocobre, un 25% de la japonesa Toyota y un 8,5% de la empresa provincial Jemse. Ubicada en Susques, en sus inmediaciones se extiende la Comunidad Aborigen Pórtico de los Andes de la comunidad Atacameña que viven del pastoreo y de pequeños cultivos. Son alrededor de 250 habitantes y fue la primera en brindar su permiso a una minera de litio. Un becario del CONICET, Martín Kazimierski, lo explicó del siguiente modo.
“Hay diferente idiosincrasia. Tomemos los principales salares de Jujuy. En el de Olaroz tienen una tradición minera de años. Las comunidades tienen esta actividad incorporada a su vida y le dieron la aceptación rápidamente para que avancen las empresas y ellos conseguir empleo. Mientras que, en Salinas Grandes, en donde no hay producción pero si un intento de avance; y no tienen historia de explotación minera, sino que trabajan con el salar, el turismo. Ahí sí vemos resistencia”.
Las empresas involucradas en los dos proyectos que ya están explotando “el oro blanco” fueron contactadas por el medio citado aunque solo una se expresó al respecto: Alpha Lithium. Su CEO David Guerrero dio algunas características del proceso y en sus respuestas quedaron algunos datos que pincelan la situación de Salta. Guerrero indicó que la compañía minera tiene 27 mil hectáreas que conforman el “Salar del Tolillar” en Salta, y más de cinco mil hectáreas en el lado salteño del “Salar del Hombre Muerto”. En todos los casos están en etapa de exploración.
“Hay mucho mito urbano sobre las mineras que se replica sin demasiada información. Por ejemplo, Orocobre en Jujuy tiene un trabajo que se llama ‘valor compartido’ en donde hicieron participar a todas las comunidades de las zonas aledañas que se convierten en proveedores de la operación. En mi experiencia, tanto en Catamarca como en Salta se hacen estudios de impacto social y ambiental”, finalizó Guerrero.
Las respuestas dejan y los datos de la realidad dejan a las claras lo rezagado que se encuentra la provincia de Salta con respecto a las otras dos que concentran en mineral. Hasta la secretaria de Minería de Salta, Flavia Royón, lo reconoció. “Hay mucha moda del litio, pero en sí, los números de su explotación no son tan importantes como para impactar en la matriz de la Argentina. Sin embargo, para nosotros sí son proyectos con gran impacto local que le puede cambiar la vida a las comunidades. Generan 300 puestos de trabajo en forma directa y 600 en forma indirecta. La minería permite el desarrollo en lugares como el nuestro que son remotos y poco hay para hacer”, argumentó la funcionaria.