Ocurrió en el comienzo del triduo y ante el gobernador. El religioso se refirió al caso ocurrido en Tartagal que terminó con una médica detenida por practicar un aborto legal. El cura pidió a la Virgen “librarnos del mal”.
No es la primera vez que la Fiesta del Milagro y otras manifestaciones religiosas en Salta devengan en tribuna de opinión para la cúpula eclesiástica ante miles de fieles sensibilizados. Ayer volvió a ocurrir en el comienzo del triduo y durante la misa que celebró el obispo de Orán, monseñor Luis Scozzina, quien se refirió al caso de aborto en Tartagal en el que se aplicó la ley de Interrupción Legal del Embarazo (ILE).
El hecho terminó con la detención de la médica que supervisó el procedimiento, una movida del colectivo de mujeres pidiendo su liberación y manifestaciones antiderechos que derivó en una maraña judicial que aún sigue su curso. Scozzini eligió retomar el asunto en el día de ayer y mientras daba una misa en el marco de las celebraciones del Milagro.
La sección local del diario Página 12 reconstruyo el momento que empezó cuando el cura manifestó: “Queridos hermanos, en este día, como peregrino venido del norte de nuestra provincia, quiero traer y poner a los pies de la Madre tantas situaciones de dolor, tantas situaciones y tantos signos de muerte, tantas realidades de vidas despreciadas y atropelladas”. Si bien nunca nombra el hecho en concreto, fue lo suficientemente claro que se refería al caso del hospital de Tartagal: “Vivimos en los últimos tiempos en nuestro norte una realidad de mucho dolor, porque de pronto en nombre de un derecho, de la aplicación de una ley, se pierde esa sensibilidad para con la humanidad frágil”.
“Cuando perdemos esa sensibilidad nos transformamos en agentes del espíritu del mal, porque no respetamos, no consideramos la dignidad de la persona humana, esa dignidad que cada uno, desde antes de nacer tiene el derecho, es un derecho que hace al fundamento de los derechos humanos”, indicó Scozzina, mientras desde la primera fila lo escuchaba, entre otras autoridades, el gobernador Gustavo Sáenz.
“Si no respetamos la vida y esa vida antes de nacer y esa vida que después continúa, porque hermanos la muerte en nuestro norte de tanta infancia desprotegida y descuidada es un grito que clama también al Señor”, deslizó el religioso ampliando la crítica, en lo que puede interpretarse una reprimenda al gobierno por los casos de los niños muertos por causas evitable, principalmente en las comunidades originarias. El obispo de Orán cerró su homilía pidiendo a la virgen que lo libere de “las ideologías, de todo tipo que no hacen al anuncio del Evangelio de Jesús”.