El 75% del precio que paga el consumidor final es para impuestos, alquileres y servicios financieros. Así lo explican desde la Fundación ProTejer.
La industria textil no es ajena a la crisis generalizada en la industria local. El aumento de las tarifas a los servicios públicos, los costos financieros y la apertura indiscriminada de importaciones afectaron notablemente la productividad en el sector.
En ese marco, la Fundación ProTejer elaboró una “remera de costos” que explica por qué la ropa producida en Argentina es tan cara. “Un 75% del precio que abona el consumidor final por una remera en un shopping se utiliza para el pago de impuestos, servicios financieros y alquileres”, detallan en su sitio web.
De esta manera, el 50,3% del valor del ticket final se destina a impuestos. Lo grafican de la siguiente manera: 12,7% corresponde al valor del alquiler; el 12,2% a gastos bancarios; el 9% se destina a logística y comercialización; el 4,8% se invierte a la rentabilidad de la marca; y el 2,5% es para publicidad y diseño.
“Si nosotros regaláramos nuestro producto, apenas bajaría el 10%. Sigue siendo caro”, explicó el presidente de ProTejer, Yeal Kim, a LN+. Y en el portal detallan: “A pesar de la idea generalizada de que son los empresarios industriales los culpables del precio de la ropa, la industria sólo representa un 8,5% del precio final de la indumentaria”.