La Sala V del Tribunal de Juicio negó que Gloria cayera del colectivo que la bajaba del santuario por querer huir de un robo y condenó al chofer por el delito de homicidio culposo agravado por la conducción imprudente de vehículo automotor.
“Aquel día salió a la mañana y la vi por última vez como persona. A la noche ya estaba conectada, inmóvil, inconsciente, malherida en la misma sala de los peregrinos heridos de otro accidente que hubo ese día en la Virgen del Cerro. Gloria murió a las 15 horas del día siguiente. Era un domingo”. El recuerdo lo compartió Sandra Carral Garcín, hermana de Gloria. Sandra lo compartió con CUARTO el 29 de noviembre pasado cuando se cumplieron tres años del fallecimiento de su hermana quien había caído de un colectivo que la bajaba del santuario.
Desde entonces Sandra se lanzó a la búsqueda de los responsables que durante años no aparecieron. Sí debió toparse con dos elementos crueles: que los organismos del Estado nunca precisaran cuáles son las normas que rigen en ese santuario que está librado a los intereses de la Fundación de María Livia que organizan y regentean la peregrinación; y que el chofer del colectivo desde el cual cayó Gloria se defendiera acusando a la víctima de ser una carterista que al querer huir de un robo cayó del vehículo de transporte.
La justicia finalmente dio su veredicto sobre el segundo de los puntos mencionados: la Sala V del Tribunal de Juicio dictaminó entre el pasado viernes y ayer lunes, que Gloria Armella no falleció por querer huir de un robo sino por la imprudencia del conductor del vehículo – Manuel Enrique Ruiz – quien fue hallado culpable del delito de «homicidio culposo agravado por la conducción imprudente de vehículo automotor”. Por ello fue condenado a 2 años de prisión condicional y 5 años de inhabilitación especial para conducir todo tipo de vehículo de transporte público de pasajeros.
