viernes 29 de marzo de 2024
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Una radical a Desarrollo Social de Salta | ¿El “provincialismo” de Sáenz se pone en marcha?

El arribo de Silvina Vargas a ese ministerio tiene valor analítico en el marco de lo que el gobernador anuncia y sus ministros replican: crear un “movimiento” que subordine a los intereses de Salta las pasiones políticas nacionales. (Daniel Avalos)

Una tradición saencista se cajoneó con la designación de la radical Silvina Vargas en el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia. Hasta ahora la pertenencia al gabinete estaba regido por dos criterios: hombres “políticamente calificados” por un largo y cercano acompañamiento al recorrido político de Gustavo Sáenz (Nicolás Demitrópulos, Pablo Outes, Matías Canepa, Martín de los Rios, Ricardo Villada) y referentes de la sociedad civil sin experiencia política que prometen replicar el “éxito” empresarial, profesional o asistencial en la administración pública: Josefina Medrano en su momento, Juan José Esteban después, Verónica Figueroa hasta hoy.

La nueva ministra de Desarrollo Social, Silvina Vargas, escapa a esos criterios. Puede que se trate de un hecho episódico destinado a evaporarse; aunque no habría que descartar que su juramento inaugure una etapa nueva en lo que a lógica de reclutamiento político se refiere. Más aun si insertamos ese juramento en la serie de enunciados que el gobernador y algunos de sus colaboradores replican desde hace más de un mes: la necesidad de consolidar un “movimiento provincial” que involucre a distintas fuerzas y actores políticos.

Hasta ahora, esa especie de “salteñismo” del que hablan se caracteriza por un tipo de federalismo que hacia afuera demanda que Nación reconozca a Salta como una parte con iguales derechos que el resto y que hacia adentro se obligue a no reproducir con nuestro interior el centralismo que se critica al puerto. Para ello piden una especie de sacrificio político: desempolvarse de los dogmas partidarios nacionales para abrazar un provincialismo que poniendo a Salta en el centro genere ejes de acción que permitan cumplir una misión: sacar a la provincia de la postración en la que se encuentra. No hay complejo alguno de Gustavo Sáenz y sus funcionarios en admitir esa realidad a la que explican por razones históricas, desventajas económicas y una grieta que la mesa chica del gobernador interpreta como una carga que ahoga los mejores propósitos de un proyecto de largo plazo.

No vamos a bucear aquí en las segundas, terceras y hasta cuartas intenciones de ese proyecto. El objetivo de estas líneas es más simple: preguntarse si hasta lo que ahora era una especie de invitación a una gesta provincial comienza a traducirse en nombramientos tendientes a ampliar con otras fuerzas y actores políticos la administración del Estado. No se trata de un ejercicio inocuo. Si ello ocurriera podemos adelantar una serie de medidas que serían distintas a las tomadas hasta ahora por estar regidas por ese “provincialismo” que tiene antecedentes nacionales viejos y recientes: Neuquén y San Luis para el primer caso; Santiago del Estero y Misiones para el segundo.

Allí debemos volver a Silvina Vargas. Varios radicales la acusan de trabajar para Sáenz desde hace tiempo y algunos pidieron su expulsión partidaria por haber encabezado la lista de convencionales constituyentes con el frente oficialista “Unidos por Salta”. Habrá que admitir, no obstante, que el rol de Vargas en el gobierno era claramente periférico: un cargo de Personal de Apoyo –el antiguo AP– de Nivel 5 bien alejado de la remuneración que perciben los de Nivel 1; que forma parte del radicalismo con peso territorial (su primer puesto en Cafayate con el 25% de los votos lo confirman) junto a el intendente radical de Tartagal a quien también algunos radicales piden expulsar del partido. De allí que la designación suponga un gran salto personal para Vargas mientras el gobierno protagonizó un gesto que buscó exhibir lineamientos del provincialismo que viene pregonando.

El breve discurso del gobernador en el juramento de Vargas lo evidenció: resaltó la condición radical de la nueva ministra, recordó que otra de las funcionarias que asumió proviene del PRO, mencionó a alguien de extracción peronista y celebró que las mismas provengan del interior provincial. “Pluralidad y federalismo” arengo el mandatario que claramente busca nuclear a dirigentes de distintas tradiciones políticas, aunque para ello deberá hacer muchos otros gestos como el de hoy.

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