Se trata de Milagro Peñalba, coordinadora de Estudiantes Secundarios de Salta. La joven de 16 años habló este miércoles y contó la realidad de la provincia.
Milagro Peñalba tiene 16 años. Es la coordinadora de Estudiantes Secundarios de Salta y fue la encargada de llevar la voz de las adolescentes salteñas al Senado de la Nación. Habló este miércoles en el plenario de comisiones que debate el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo. Consideró que “el aborto legal es un derecho tan necesario que debe unirnos a todos”.
Milagro criticó duramente el rol de la Iglesia Católica en Salta. Aseguró que “la verdadera rectora de la Educación Sexual es la Iglesia” y agregó que “se dicta educación religiosa en las escuelas públicas y privadas y se suspenden las clases por fiestas religiosas”.
Habló de una “Iglesia tan cínicamente presente” en Salta, lo suficiente como para obligar a niñas y adolescentes “a gestar y maternar”. “Parece no importarles los abusos intrafamiliares al interior de su provincia”, dijo.
“No nos proveen de educación sexual ni métodos anticonceptivos”, dijo la joven salteña. Indicó que en Salta “hay un gran porcentaje de madres solteras”, que “un cuarto de los embarazos son adolescentes” y que “todos los días se conoce un nuevo caso de abuso sexual”.
“No nos proveen de Educación Sexual ni de métodos anticonceptivos, pero si quedamos embarazadas se nos juzga en las calles, se nos echa de los colegios, y si no, se nos margina. Pero si abortamos, nos llaman ‘asesinas’”, expresó. Ante una pregunta respondió: “La única educación sexual que he recibido se llamó ‘educación para el amor’, y era muy hetero-normativa, muy machista. Nos recomendaban como método anticonceptivo que directamente no tengamos sexo”.
“Queremos salir sin miedo a la calle pero no podemos, porque Salta ocupa el segundo lugar con mayor tasa de femicidio”, agregó la joven en otro pasaje de su exposición.
Además, según informó Parlamentario, denunció que “el aborto en caso de violación queda librado a la buena o mala voluntad de los establecimientos de salud”.
“¿Cómo puede ser que a los adultos les dé miedo que nosotras tengamos sexo y no que seamos obligadas a gestar y maternar?”, se preguntó.
