jueves 25 de abril de 2024
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“Un retiro que muestra la decadencia política” | Sobre el fin de ciclo del “Indio” Godoy en diputados

De los 16 años de conducción en la Cámara de Diputados de Salta, quedan algunos hechos destacados que no son precisamente los que habitualmente se mencionan cuando se habla del “Indio” Godoy. (Analía Machuca)

Se está bajando del ring pero da pelea como si fuese el primer round. Advierte que la Cámara que viene será peor que la actual, que ya es mala. Y no tiene problemas en calificar de berreta el Acta de Labor Parlamentaria de la última sesión. Ya no espera el arrío de las banderas en el recinto; seguramente los años le pesan en el cuerpo y se va cuando el aburrimiento comienza a convertirse en sueño.

Manuel Santiago Godoy es legislador desde 1999, cuando ingresó a completar el período de Juan Manuel Urtubey, que se fue para ocupar otro cargo electivo. Desde ese año y hasta la fecha permanece en la Cámara de Diputados. Un dato es que lo hace por voluntad popular, más allá que se sabe que al oficialismo le resulta menos difícil retener las bancas. Y le tocó la suerte -o la intención- de ser siempre oficialista.

Otro dato no menos relevante es que en la Cámara hizo la carrera de los honores, ocupando la conducción de la bancada justicialista, que siempre fue la más numerosa y perteneciendo a comisiones estratégicas como Legislación General y Justicia. El premio mayor fue alcanzado el 27 de marzo de 2003 cuando fue elegido por sus pares como Presidente y no se bajó del estrado hasta noviembre de 2019.

De esos 16 años de conducción quedan algunos hechos destacados, que no son precisamente los que habitualmente se mencionan cuando se habla del “Indio” Godoy. Es el caso del acercamiento de la Legislatura a los jóvenes a través de Recinto Abierto, el sostenimiento de la Enciclopedia Digital Interactiva que se entrega gratuitamente a las escuelas, la inclusión de la Cámara en la Confederación Parlamentaria de las Américas y la realización del Digesto Jurídico. Además, fue en su gestión que Diputados participó como querellante en el juicio federal por la desaparición del ex gobernador Miguel Ragone.

Otros aspectos de la vida política de Godoy no son menos relevantes. Él mismo se tomó el tiempo para asumir como error haber entregado el Partido Justicialista al entonces gobernador Juan Manuel Urtubey que -sabido es- llegó al Poder Ejecutivo a través de una alianza que solo fue electoral. El ex mandatario tomó el PJ y lo convirtió en la nada actual, con la anuencia de una dirigencia peronista de la que el legislador fue parte. Ahora se corrió y va a su retiro a través de un partido que creó, por si algún descendiente lo necesita.

La Cámara de Diputados va a sentir su ausencia, como viene sintiendo la de otros parlamentarios que saben de política y entienden la función de la Legislatura. Cuando en 1983 comenzó la tarea de reconstrucción del tejido institucional del país, rasgado por la última dictadura militar, la dirigencia de los partidos que sobrevivió al ostracismo al que había sido condenada puso a sus mejores representantes en Salta. Apenas quedaron unos pocos, como Guillermo Martinelli, Claudio del Plá, Silvia Varg y últimamente, Carlos Zapata. El primero se fue; el resto lo hará en el recambio de noviembre.

Muy atrás quedó la época cuando en la Cámara de Diputados se plantearon debates históricos, enjundiosos, comprometidos, pese a algunas claudicaciones que fue imponiendo el modelo de conducción de la Provincia que consagró gobernadores autócratas con mandato extendido por tres períodos. En la última década empezó una decadencia que deja a Manuel Santiago Godoy como “el último mohicano”, tal cual lo calificara ese experto conocedor de la cultura peronista, el “Chino” Sánchez.

Cuando en noviembre Godoy se vaya, habrá serias dificultades para salvar ese espacio de debate político que es la Cámara de Diputados. Entre la ignorancia de los que reivindican no venir de la política y la intención torcida de los que están llegando para distorsionar el esquema tripartito del poder republicano, puede quedar trunca la tarea de fortalecer la endeble democracia salteña.

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