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Un día como hoy nacía Scalabrini Ortiz | Arquetipo del intelectual comprometido y forjador de la llamada “conciencia nacional”

Nació un 14 de febrero de 1898 en Corrientes. Fue el que calificó al pacto Roca – Runciman como el estatuto legal del coloniaje y sentenció que el desarrollo es inescindible del bienestar popular y la participación del pueblo en la política.

Puede que nada grafique mejor ese aspecto que un hecho de tipo literario: en 1931 gana un premio literario por la obra “El hombre que está solo y espera”. Los críticos aseguraban que ese ensayo tenía los dos componentes básicos de la buena literatura: una historia que hechizaba y un escritor que buscaba romper los formalismos del lenguaje. Muchos le auguraron entonces un futuro literario promisorio, pero Raúl Scalabrini Ortiz se alejó de esa dimensión de la escritura.

Sofocado por lo que ocurría en el país se dedica a denunciar a los militares que habían derrocado a Hipólito Yrigoyen, proscripto al radicalismo e inaugurado la llamada Década Infame que tras la crisis del 29 protagonizaron el acto más humillante del que se tenga memoria en el país: el pacto Roca – Runciman por el cual el gobierno argentino propuso a Inglaterra ser tratada como una colonia a cambio de que la corona británica compre granos nacionales.

Scalabrini Ortíz llamó al intento el “Estatuto Legal del coloniaje”. Deja entonces toda empresa literaria para ayudar a conformar el grupo Forja del que participaban grandes figuras como Arturo Jauretche o Fermín Chavez. Se trataba de un pequeño grupo que actuaba en una situación desventajosa pero que deseaba dejar testimonio del deseo de que el país recupere su dignidad. Scalabrini fue una de las mentes más destacadas de ese colectivo que tuvo su máximo órgano de expresión en las publicaciones tituladas “Cuadernos de Forja”.

Allí el autor de “El hombre que está solo y espera” publica estudios memorables: muestra cómo el trazado de los ferrocarriles confirman que el país fue diseñado por el capital inglés que buscaba satisfacer sus propios intereses; diagnostica las potencialidades de los recursos petroleros confirmando con datos empíricos lo que Yrigoyen denunció en su momento: que las oligarquías provinciales apelaban al discurso del federalismo para negociar con los capitales extranjeros y enriquecerse como casta; desmitifica la idea liberal según la cual el desarrollo del país dependía de atraer capitales ingleses a cualquier precio y señaló lo necesario que resultaba para la Argentina potenciar la unidad latinoamericana.

Con semejantes conclusiones, no sorprendió que cuando emergiera el peronismo en 1945, Scalabrini Ortiz terminara dándole un apoyo decidido a Perón. Apoyo que nunca fue desprovisto de observaciones críticas a las que trataba de aminorar porque según decía, en medio de un país en donde la oligarquía y el imperio acechaban constantemente, “todo lo que debilitaba a Perón fortalecía a Pinedo”, en relación al principal economista de la oligarquía y que curiosamente fue el abuelo del Federico Pinedo actual que es quien preside el bloque de senadores del macrismo.

Dicho esto, se adivinara que Scalabrini Ortíz se opuso férreamente al golpe de Estado que en 1955 derrocó a Perón y al que caracterizó como la emergencia en la política nacional de un nuevo Imperio: el norteamericano que tras la segunda guerra mundial desplazó de ese rol al inglés. Scalabrini Ortíz murió cuatro años después: el 30 de mayo de 1959. Ya había dado pasos imprescindibles para forjar lo que luego se denominó la “conciencia nacional”, concepto según el cual el desarrollo de la nación es inescindible del bienestar del pueblo y la participación del mismo en la política nacional.

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