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“Tendencia fascista, limitado profesionalmente y sin luces políticas” | Martín Balza sobre el dictador salteño Félix Uriburu

A 90 años del Golpe de Estado de 1930 que derrocó al presidente constitucional Hipólito Yrigoyen, el ex Jefe del Ejército Argentino y Veterano de la Guerra de Malvinas le dedicó unas líneas al salteño que encabezó el golpe.

Un largo artículo relacionado con el tema escribió el militar. El mismo fue publicado por el diario Perfil. El Golpe encabezado por el salteño Uruburu ocurrió el 6 de septiembre de 1930 y cuatro días después la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) lo avaló. De ese modo, según Martin Balza, “legitimó el derecho de la fuerza física como fundamento de gobierno”.

Tras una rigurosa contextualización del hecho que inauguró los golpes de estados en nuestro país, Martín Balza calificó al proceso como una restauración conservadora del proyecto de los años ´80 del siglo XIX y la dependencia económica del Reino Unido. Tras ello pincela un poco las características de un presidente Yrigoyen que con 75 años volvió a conducir al país como lo había hecho en el período de 1916-1922; aunque el “Peludo” no era el mismo, a pesar de que gozaba de gran respaldo popular, como así también del de jóvenes intelectuales.

Pero lo cierto es que en 1928 la fórmula Yrigoyen-Enrique Martínez se impuso con el 61,69% de los sufragios. “Desde el inicio de su gobierno, el “Peludo” fue sometido permanentemente a un acoso que creó un clima favorable para su derrocamiento”, recordó Balza. La oposición conservadora contra Yrigoyen tendría como aliados a la crisis económica mundial, la consolidación de los movimientos fascistas y diputados socialistas que en principio eran “amigos” de Yrigoyen, aunque terminaron planteando que “para evitar el hundimiento de nuestro país” se necesitaba la renuncia del presidente o la violencia contra el presidente.

Finalmente se produce el Golpe encabezado por el salteño José Félix Uriburu, de quien Martín Balza dice lo siguiente: “El golpe fue encabezado por el general José Félix Uriburu, de tendencia fascista, limitado profesionalmente, sin luces políticas y ‘veterano’ precisamente de la Revolución del Parque en 1890. Estaba en situación de retiro desde hacía dos años. Uriburu no contaba con el apoyo de fuerzas importantes, y por ello recurrió —por primera y única vez en la historia de los cinco restantes golpes de Estado del siglo— a oficiales y cadetes del Colegio Militar de la Nación (CMN). En esa época el instituto estaba en el partido de San Martín, actual sede del Liceo Militar del mismo nombre”, escribió.

“La jornada golpista contó con el aplauso de la población y se nutría con miles de civiles armados. El gobierno no intentó reprimir y el saldo fue del orden de 100 heridos y 15 muertos, entre estos últimos los jóvenes cadetes del CMN Carlos Larguía y Jorge Güemes Torino. (…) El episodio del 6 de septiembre de 1930 inauguró medio siglo de inestabilidad institucional en nuestra Argentina. Dos días después, el ministro del Interior e inspirador del movimiento, Matías G. Sánchez Sorondo, desde los balcones de la Casa Rosada, afirmó: “El 6 de septiembre marca en la historia argentina una de las grandes fechas nacionales, junto con el 25 de mayo y el 3 de febrero”. Por el contario, Fernando Sabsay contundentemente expresó: “Esta contribución popular revela la hondura con la que una larga tradición autoritaria había marcado a la comunidad, hasta hacerla acompañar alborozadamente un movimiento sedicioso”.

“La Acordada de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) del 10 de septiembre de 1930, incomprensiblemente, legitimó el derecho de la fuerza física como fundamento de gobierno”, resaltó Balza quien a continuación destaca: “Al gobierno de Uriburu, como al de todos los surgidos de los golpes de Estado cívico-militares, se los calificó como de facto y no de usurpador y sedicioso, como lo prescribe el artículo 22 de nuestra Constitución (…) en los diecisiete meses del gobierno de Uriburu hubo torturas, clausura de diarios, fusilamientos, exoneración de jueces; también cientos de detenidos, despedidos de sus empleos y enviados a la cárcel de Tierra del Fuego (Ushuaia) por el solo hecho de ser tildados de opositores”.

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