martes 19 de marzo de 2024
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“Se los enfrenta con evidencia histórica y documentos” | Historiador salteño sobre la “académica” macrista Sabrina Ajmechet

La candidata a diputada macrista y doctora en Historia tuiteó – entre otras cosas – que los secuestros y desapariciones de La Noches de los Lápices debían explicarse por la militancia en Montoneros de las estudiantes.

Larga charla mantuvo hoy el programa CUARTO OSCURO con el historiador salteño Carlos Abraham en torno a la relación entre academia y política que siempre fue distante, aunque los tuits de la candidata del PRO en CABA muestran cómo hay sectores que giran hacia la derecha radical. Lo muestra el caso de Sabrina Ajmechet a quien le descubrieron tuits en donde negaba que las Malvinas fueran argentinas, también las cifras de desaparecidos y hasta justificaba el destino de secuestros y desapariciones de estudiantes en la Noche de los Lápices por su pertenencia a Montoneros en los años setenta.

“Sabrina Ajmechet viene del riñón de un sector de intelectuales que representa a sectores de los bancos y las grandes finanzas en el país. Es doctora en Historia y está ligada a dos centros de investigación. Uno de ellos es el Centro de Política Argentinas. Allí su compañero de trabajo es el esposo de Patricia Bullrich. Si uno sigue la línea – incluso googleando – están relacionado con el ex ministro de Cultura de Horacio Rodríguez Larreta y toda una serie de negacionistas: Loperfido, Gómez Centurión que ya hicieron declaraciones de ese tipo que responden a un interés político e histórico. En el sentido negar las cifras que señalan los organismos de DDHH está relacionado con el interés historiográfico de borrar la actuación de los militantes políticos de ese periodo. Un pasado que representaba – al menos desde el Codobazo – un periodo de características revolucionarias. No es la única lectura posible, pero es interesante remarcarlo”, destacó.

Puesto a opinar sobre la justificación de Ajemechet del terrorismo de Estado a partir de la procedencia revolucionaria de estudiantes secundarias secuestradas en la llamada Noche de los Lápices, Abraham respondió: “esto ya tiene que ver con el problema de la ‘Verdad’ que para el desarrollo de la investigación histórica y también de la política es muy importante. Lo que ella dice está totalmente reñido con la condición de ‘verdad’. No habló de una verdad única, sino de la aproximación a una verdad que requiere de herramientas mínimas de seriedad. Esto también se relaciona con una serie de discursos que se propagaron hace un tiempo desde la derecha, pero también desde el progresismo y de izquierda: que las ‘verdades’ dependen de las opiniones de cada uno. Eso me parece peligroso porque lleva a exacerbar al extremo este tipo de posiciones en donde a base de mentiras se termina justificando que por una posición política – con la que uno puede disentir – está bien que se los haya torturado y asesinados”, lamentó.

No obstante, Abaham advirtió que lo de Ajmechet no una excepcionalidad. “Si uno ve el catálogo de nuevas publicaciones, empiezan a ver análisis – algunos mejores y otros peores – sobre el desarrollo de ciertos discursos de derecha que hace una o dos décadas nadie se hubiera atrevido a decir”, dijo el historiador que, sin embargó, impugno ideas que pretender normar qué es lo que se puede decir o no en nombre de la corrección política. “A esos discursos se los enfrenta políticamente. Hay que mostrar con evidencia histórica, documentos y fundamentos que todo lo que dicen no se corresponde con la realidad histórica”, sentenció.

Para finalizar, Abraham insistió en relacionar ese tipo de discursos con un relativismo discursivo que habilita casi todo: “Estos enunciados tienen una difusión importante y han tomado vuelo más allá de su debilidad. Eso sobre la base de la idea que cada uno tiene una opinión y que la misma es tan validad como la de alguien que puede haber estudiado y conseguido una aproximación a la verdad. Es como que todas las opiniones se igualan. Ya lo planteaban historiadores como Eric Hobsbawm: ‘si yo digo que todos tienen la misma capacidad y nivel de opinión, mi opinión sobre el Holocausto basada en conocimiento histórico, puede ser valorada igual a la de un negacionista de ese Holocausto’”, sentenció.

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