martes 16 de abril de 2024
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Sandra Carral-Garcín en Cuarto Oscuro | Las mujeres y las luchas ambientales de nuestros días en Salta

“Tanto los animales salvajes como la Mujer Salvaje son especies en peligro de extinción”. Con la cita de la escritora Clarissa Pinkola Estés, la ingeniera industrial comenzó su columna sobre “ambiente” en el programa de FM La Cuerda (104.5).

“En el transcurso del tiempo hemos presenciado cómo se ha saqueado, rechazado y reestructurado la naturaleza femenina instintiva. Durante largos períodos, ésta ha sido tan mal administrada como la fauna silvestre y las tierras vírgenes. Durante miles de años, y basta mirar el pasado para darnos cuenta de ello, se la ha relegado al territorio más yermo de la psique. A lo largo de la historia, las tierras espirituales de la Mujer Salvaje han sido expoliadas o quemadas, sus guaridas se han arrasado y sus ciclos naturales se han visto obligados a adaptarse a unos ritmos artificiales para complacer a los demás.

No es ninguna casualidad que la prístina naturaleza virgen de nuestro planeta vaya desapareciendo a medida que se desvanece la comprensión de nuestra íntima naturaleza salvaje. No es difícil comprender porqué razón los viejos bosques y las ancianas se consideran unos recursos de escasa importancia. No es ningún misterio. Tampoco es casual que los lobos y los coyotes, los osos y las mujeres inconformistas tengan una fama parecida. Todos ellos comparten unos arquetipos instintivos semejantes y, como tales, se les considera erróneamente poco gratos, total y congénitamente peligrosos y voraces”*.

En el mes de la mujer, habiendo pasado este domingo 8 de marzo otro día de festejos oficiales varios, quiero recordar, porque esta es una columna ambiental y porque son muchas las mujeres involucradas en la lucha por el agua y el no a los desmontes y al glifosato, como Octorina en el Norte de Salta; contra la Megaminería, las mujeres que han resistido y han sido reprimidas en su defensa del cerro Famatina en La Rioja, y tantos otros combates en el país.

Aquí en Salta Capital, tenemos nuestras luchadoras maduras y jóvenes, mujeres todas que han comprendido que es fundamental la salvaguarda de lo que queda de natural.

Nos hemos encontrado en las marchas, en la defensa de los cerros, de las comunidades indígenas. Algunas hemos sido víctimas directamente, como me ha ocurrido en diferentes ocasiones, a partir de lo cual he comenzado a denunciar situaciones, no siempre con los resultados buscados, o sea, la clausura de las actividades nocivas o contaminantes, a pesar de ser probadas en contravención con la normativa vigente.

Pero a una mujer que lucha, no se la detiene. Sea que lucha por su vida, por la calidad ambiental para sus hijos, sus vecinos; por el agua, como es el caso de Mabel (una compañera de la Red Ecologista, que reclama en Rosario de Lerma, frente a los casos de agua contaminada con salmonella), y a pesar de los destratos, de las ironías, eventualmente de los insultos, la discriminación, se sigue.

Cada una de mis compañeras, Rocío y su mamá Mónica, Andrea (Fundación Mundo Verde), Irene (Foro de Mujeres por la Igualdad de Oportunidades), Rox (Fundación Ayni kallpaq qori waman), tiene varias historias de estas. Cristina, del Partido Obrero, gran defensora de las causas ambientales en contra del poder establecido.

Nosotras sabemos muy bien lo que es el destrato de un funcionario público, a veces, inclusive, de cargo jerárquico. Conocemos las negativas, dilaciones, esperas innecesarias, el ir y venir, reclamar las audiencias obligatorias, las instancias en la justicia (cuando hay denuncias judicializadas), las amenazas, algunas inclusive el miedo.

¿Porqué no nos detenemos? Más allá de las diferentes personalidades de cada una -mis compañeras son todas distintas, y eso es algo para celebrar- y de la ideología política en el caso de tenerla, hay una garra y una voluntad indomables.

A veces hemos llorado lágrimas terribles, otras hemos pasado por momentos de impotencia, pero el tesón no se pierde. Redoblamos esfuerzos, buscamos cuál puede ser el camino para llegar a la verdad y al cumplimiento de las normas, que ellas, sí, están en lo correcto.

Nos une el común denominador de un mundo justo, y esto, hay que entenderlo y hacerlo entender, comienza por el agua pura, el aire puro, la tierra pura, la comida real sin venenos, la verdadera vida.

Algunas han entendido ya muy jóvenes esta necesidad acuciante, porque son ellas, u otras, quienes van a gestar en algún momento y necesitan asegurarse para sí mismas y eventualmente para sus descendientes, el mundo que vendrá. Allí están Jen, de Fridays For Future, Sol de la Revolución Verde, y todas aquellas chiquillas que una mira con orgullo (a nuestra edad también aprendemos de ellas), porque sabemos que hay mujeres luchadoras para rato.

De los gobiernos depende la aplicación de políticas públicas que garanticen los derechos ambientales, derechos humanos fundamentales, según lo expresado por el Acuerdo de Escazú, firmado por nuestro país en el marco de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, para la protección de todos los que luchan por los derechos ambientales, y en particular, para nosotras, que muchas veces hemos tenido que poner el cuerpo, la firma, y más para defender los derechos que son para todos.

Queremos un medio ambiente sano para nosotras y las generaciones futuras. Y hay que remarcar que hacer hincapié en la educación de las mujeres para mejorar su poder decisional es la garantía de un futuro sostenible, siendo nuestra especie en aumento creciente e importante en el mundo entero y los recursos no renovables cada vez más escasos (ya en 1972, el famoso Meadows report**, proyectaba la crisis multifactorial a la cual nos enfrentamos actualmente). Ir por los derechos reproductivos para todas así como por la decisión de elegir ser o no ser madre (instancia que va mucho más allá del aborto sí o aborto no), pero que esté asegurada la posibilidad de una vida íntegra, con igualdad de posibilidades, con participación decisional en todos los sectores de la sociedad, y no con un modelo pasatista, que sólo busca mujeres cuya única esperanza de vida sea la procreación, para su mejor dominación.

Vamos por mujeres libres, sí, de decidir sus vidas, pero vidas íntegras, vidas completas, con aventuras, con valentía, con capacidad de confrontación cuando sea necesario.

Un saludo a las compañeras de lucha, en cualquier lugar que estén y cualquiera sea su postura política. No somos débiles, eso ya lo probamos, pero tampoco nos merecemos los maltratos a los que a veces nos exponemos por defender la justa causa de cuidar la Madre Tierra.

Las mujeres no tienen que tener siempre la boca cerrada y el útero abierto, dijo Emma Goldmann. Así es, ya nadie nos calla.

Link to Acuerdo de Escazú:

https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/43595/1/S1800429_es.pdf

(*) Clarissa Pinkola Estés (1998): Mujeres que corren con los lobos. D Ediciones B. Barcelona.

(**) Link to The Limits to Growth: http://www.donellameadows.org/wp-content/userfiles/Limits-to-Growth-digital-scan-version.pdf

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